El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció la ruptura de relaciones a causa de la guerra en Gaza: así, puso en una complicada situación a las fuerzas de seguridad de su país, que dependen de la asistencia de Israel para el mantenimiento, entre muchos otros elementos bélicos, de sus aviones Kfir.
Resumiendo un escenario que desde hace tiempo viene advirtiendo la prensa especializada en temas militares, la agencia Associates Press difundió detalles de los principales puntos débiles que Petro le provocó a las fuerzas armadas colombianas con su decisión.
Los dos países establecieron relaciones diplomáticas en 1957 y desde entonces firmaron «decenas de acuerdos» políticos y económicos, entre ellos un tratado de libre comercio, pero «la relación más estrecha es la militar», destacó la agencia estadounidense.
Colombia, apuntó la reportera Astrid Suárez, cuenta con al menos veintidós cazabombarderos Kfir de fabricación israelí, «que forman parte de la flota de ataque y defensa aérea del país desde la década de 1980».
«Los militares colombianos también usan fusiles Galil calibre 5,56 mm. de fabricación israelí y de los que Colombia adquirió los derechos para su fabricación y comercialización», añadió el informe.
A eso, indicó la AP, «se suman convenios de ciberseguridad, inteligencia y material militar para la protección de fronteras».
Suárez escribió que «la vida útil de los Kfir» se está acercando «a su fin» y que los aviones «requieren mantenimiento para conservarlos operativos«. Y si bien Colombia recibió ofertas para reemplazarlos de países como Francia, Suecia y Estados Unidos, hasta ahora «no se concretó ningún acuerdo».
¿Qué decidirá Petro?
¿Será ese el próximo paso del «divorcio»? Según el informe, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, le dijo esta semana al Congreso en Bogotá que un eventual proceso de adquisición de nuevos aviones se activará solamente «si el presidente así lo decide».
Consultado por la AP, el general retirado Guillermo León, ex comandante de la Fuerza Aérea Colombiana, advirtió que a fines de este año «se acaba» el acuerdo para mantenimiento y repuestos «y a partir de ahí la flota, de manera acelerada, entraría en una condición donde ya no tendríamos cómo sostenerla».
De todas maneras, el artículo reconoció que «el alcance del rompimiento de relaciones es incierto, especialmente porque anteriores anuncios» sobre la guerra en Gaza «no frenaron del todo la cooperación en seguridad».
Desde la retirada del Kfir de la aviación militar de Sri Lanka, Colombia es el último operador del caza israelí.
Antes del anuncio de Petro, el país sudamericano planeaba mantener su flota hasta finales de la década, para reemplazarla entonces por un avión de nueva generación.