La nueva edición de la Bienal de Jerusalén se iba a celebrar a partir del 9 de octubre, pero el evento fue obviamente cancelado tras el ataque del 7 de octubre que dejó más de 1400 muertos en Israel: en su lugar, una muestra internacional, incluyendo a la AMIA, la mutual judía de Buenos Aires blanco de una bomba en 1994, recuerda a las nuevas víctimas del terrorismo.
«Esto no es una cosa pequeña, ya que apoyar a Israel en el clima antisemita del 2023 exige una posición moral valiente», señaló Altea Steinherz, subdirectora de la bienal de la capital israelí.
En todo caso, recordó Steinherz, la AMIA, la Asociación Mutual Israelita de Argentina, el corazón de la vida comunitaria de los judíos del país sudamericano, «tiene su propia experiencia con el terror».
Ochenta y cinco personas murieron por la explosión del 18 de julio de 1994 que derrumbó el popular edificio de la AMIA en el barrio de Once, uno de los preferidos de los judíos de Buenos Aires, parte de la comunidad hebrea más grande de América Latina y la sexta del mundo.
También en Roma, Turín, Londres, Los Angeles y Nueva York
Ahora, la capital argentina se convirtió en una de las inesperadas sedes internacionales de la Bienal de Jerusalén, en esta relocalización de urgencia después del ataque terrorista de principios de octubre, que resultó también en el secuestro y cautiverio de cerca de 240 personas.
Las otras ciudades que están participando del evento global son Roma, Turín, Londres, Los Angeles y Nueva York, origen de algunos de los artistas y obras que iban a participar de la feria de arte contemporáneo de Jerusalén.
En Buenos Aires, en el centro de la muestra de AMIA se encuentra una instalación de paredes negras de 40 metros de largo y 3,5 de alto donde se escribieron con aerosol cientos de nombres de los muertos a manos de Hamas.
Los murales tienen el mismo registro estético de los carteles que, en el frente del nuevo edificio de AMIA -levantado en el sitio donde se encontraba la antigua sede, en la dirección Pasteur 633- recuerdan a las 85 personas asesinadas en el atentado terrorista de julio de 1994.
«La vista se nubla»
«Cuando contemplamos los muros en los cuales pintamos cada uno de los nombres, abruma la cantidad, la diversidad, y la vista se nubla», dijo Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA, y curador de la muestra.
«Por un momento -añadió-, aparece una abstracción de letras sin sentido aparente, pero que inmediatamente hace foco en la historia de cada una» de las víctimas. Para Kapszuk, escribir los nombres es «perpetuar su memoria» e incorporarlos «a nuestra propia memoria».
Bajo la realización de Santiago Fallon y Gonzalo Gil, los murales fueron creados de manera colaborativa con la participación de más de 400 personas, entre ellas familiares de las víctimas del atentado a la AMIA y del ataque terrorista de dos años antes contra la embajada de Israel en Argentina.
También escribieron nombres de víctimas del ataque del 7 de octubre sobrevivientes de los dos ataques registrados en territorio argentino, quienes se acercaron a la sede de AMIA para sumarse al homenaje.
La muestra Y estos son los nombres puede visitarse en el Espacio de Arte AMIA, donde se inauguró el martes de esta semana y seguirá abierta hasta el 14 de noviembre, con entrada gratuita, en el edificio de Pasteur 633, de lunes a jueves de 10 a 19, y los viernes de 10 a 16, hora argentina.