A mediados del 2010, cuando estaba todavía amarrado con fiereza al poder en Damasco, el entonces presidente de Siria, Bashar al-Assad, realizó una llamativa visita a América del Sur para reunirse con líderes amigables como Raúl Castro, Hugo Chávez, Lula y Cristina Kirchner.
Se trata de una escena que, vista desde la actualidad, tras la caída del sangriento régimen sirio a manos de una coalición rebelde encabezada por un ex miembro de al-Qaeda, parece fantasmagórica.
También le puede interesar: Tras la caída de Assad, Israel quiere que un legendario espía descanse en casa
La gira sudamericana de Assad comenzó por Venezuela en junio del 2010, donde el presidente sirio fue recibido por su colega, Hugo Chávez, en Caracas. Durante una de las principales ceremonias de la visita, Chávez le entró a Assad una réplica de la espada de Simón Bolívar.
Con su habitual lenguaje épico, Chávez describió su encuentro con Assad y los lazos entre Damasco y Caracas como ejemplos del «eje de los valientes» que, a su juicio, enfrentaba al imperialismo estadounidense.
Un reporte publicado por el Diario las Américas tras la caída de Assad aseguró que la conexión entre Venezuela y Siria estuvo marcada por los negocios petroleros y del narcotráfico, además de la compartida «animadversión hacia Estados Unidos» y «la alianza con Rusia».
Según el periódico conservador de Miami, Chávez tendió su mano a Assad para «una alianza de conveniencia» que, entre otras cosas, escondía «negocios turbios» a través del grupo islamista Hezbollah, que tiene su base en el sur del Líbano.
De Caracas a La Habana
Después de Venezuela, Assad, voló a Cuba, donde se entrevistó con Raúl Castro. Según un cable de Prensa Latina del momento, «el distinguido huésped» incluyó también en «su agenda de trabajo» un homenaje al héroe nacional José Martí en la Plaza de la Revolución, en La Habana.
The legacy of the Hugo Chávez/Maduro-Assad relationship is a case study in how shared interests can create dangerous and enduring dictatorial partnerships that transcend geography. It was utterly unlikely that these two countries would be such close allies. Let’s hope that with… pic.twitter.com/wcK3iDNl91
— Thor Halvorssen (@ThorHalvorssen) December 8, 2024
Aquella visita fue recordada recientemente por el portal árabe anti-israelí Al Mayadeen, que celebró el hecho de que el actual presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, emitiera un comunicado exigiendo respeto por la «integridad territorial» de Siria tras el derrumbe de Assad.
«Durante años –destacó el portal-, Fidel Castro describió la conexión entre los dos países como una ‘sólida amistad’, con Siria respaldando las posturas políticas de La Habana».
Esa relación, siguió Al Mayadeen, «se mantuvo fuerte en el escenario internacional», como quedó claro en el 2021, «cuando Cuba votó en contra» de una resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre la situación en Siria.
Curiosamente, el portal recordó también que en 1973, cuando estalló la guerra de Iom Kipur y Siria era gobernada por Hafez al-Assad, padre del presidente derrocado, «Cuba envió un batallón de tanques para luchar» con el país árabe contra Israel.
Por lo pronto, el colapso de la dictadura siria fue celebrado por las organizaciones que representan la oposición a los gobiernos de Caracas y La Habana. Varios medios de esos sectores remarcaron el supuesto «temor» de Díaz-Canelo y de su colega venezolano, Nicolás Maduro, por un eventual efecto dominó que los alcance en los próximos años.
Espadas y condecoraciones
Volviendo al 2010, después de Venezuela y Cuba, Assad viajó a Brasil y Argentina, países que en aquel momento eran gobernados por líderes de izquierda: Lula da Silva y Cristina Kirchner.
Durante una ceremonia en Brasilia, Assad recibió de Lula nada menos que el Grande Colar da Ordem Nacional do Cruzeiro do Sul, el máximo reconocimiento que el gigante sudamericano otorga a líderes extranjeros.
🇸🇾 🌟 Presidente Lula homenageou o ex-ditador sírio Bashar al-Assad em junho de 2010 com o Grande-Colar da Ordem Nacional do Cruzeiro do Sul, a mais alta condecoração concedida a estrangeiros. pic.twitter.com/ivDgaNUCgk
— Republique 🗞 (@republiqueBRA) December 9, 2024
«En el último punto de su gira latinoamericana, el presidente sirio se reunió con Cristina Kirchner en la Casa Rosada y firmaron acuerdos», señaló el 3 de julio del 2010 el diario Página 12, de Buenos Aires.
La presidenta argentina y el dictador sirio «coincidieron en apoyar los reclamos históricos de cada país frente a las ‘potencias hegemónicas'», añadió el reporte.
Un incómodo apoyo por Malvinas
Página 12, un periódico de izquierda, dejó entrever que Cristina Kirchner buscó hacer equilibrio geopolítico durante la aparición pública con Assad. La presidenta dijo que, al menos en ese momento, Argentina «quiere ser un actor protagónico en lograr la paz en Medio Oriente».
Kirchner, citada por el diario, dijo que Argentina respalda «el derecho del pueblo palestino a constituirse como estado en su territorio y el derecho de Israel a vivir dentro de fronteras reconocidas internacionalmente».
Para seguir leyendo: Trump quiere que termine la guerra en Gaza… con una victoria israelí
Siempre según el periódico, la presidenta destacó que «Argentina tiene que agradecer a Siria lo que fue una permanente defensa y apoyo por las Malvinas, del mismo modo que apoyamos la restitución de las alturas del Golán a Siria», en referencia al territorio conquistado por Israel durante la Guerra de los Seis Días de 1967.
Luego de esquivar otros temas espinosos y compartir un almuerzo en la Casa Rosada, Assad y Kirchner se despidieron. «Nos vemos en Damasco», lo saludó la entonces presidenta argentina.