«Lo que hacemos es promover, en primer lugar, las exportaciones argentinas en el mundo, en este caso en Israel, pero nuestro trabajo va mucho más allá de la exportación de bienes y servicios, también buscamos dar a conocer el conocimiento argentino, las potencialidades del país y generar sinergías, a través de la cooperación y los negocios».
Quien habla es Lucila Caviglia, la jefa de la Sección Económica-Comercial de la embajada de Argentina en Israel desde noviembre del 2016. En conversación con IsraelEconómico, Caviglia contó en qué consiste su trabajo y explicó también el momento en que se encuentran las relaciones comerciales entre ambos países.
Unas relaciones que se construyen a través de esfuerzos y búsqueda de oportunidades desde los dos lados, y a que a veces pueden ser «invisibles». Como Argentina exporta hacia Israel mayormente productos agrícolas o ganaderos, muchas veces es difícil detectar la presencia de esos artículos.
Por ejemplo, desde Argentina llegan a Israel muchas legumbres, entre ellas garbanzos, los cuales pueden terminar, sin que casi nadie se cuenta, en el hummus que acompañan miles de comidas cada día en este país.
– ¿En qué consiste habitualmente el trabajo del encargado de la oficina Económica-Comercial de una embajada?
– En nuestro caso nos ocupamos, por ejemplo, de las delegaciones de organizaciones o empresarios de Argentina que vienen a Israel, muchas de las cuales nos piden ayuda en el armado de sus agendas, dependiendo de sus intereses. Algunas quieren conocer altas tecnologías que se producen aquí y otras nos dicen que tienen algún producto que quieren darlo a conocer en el mercado israelí.
En este momento la Argentina tiene una oportunidad muy grande porque la diferencia en el cambio ha hecho que las exportaciones sean muy competitivas, al productor argentino le conviene exportar, y mercados que quizás antes no eran atractivos por cuestiones logísticas o por tamaño, como es el caso de Israel, ahora lo son más.
Por otro lado, recientemente hicimos un acuerdo con la Federación de Cámaras de Comercio de Israel para organizar reuniones con importadores israelíes y escuchar sus necesidades, sus demandas, y de esa manera poder ir detectando necesidades de este mercado que puedan ser satisfechas por productores argentinos.

– Es un trabajo de mucha aplicación y de cierta creatividad…
– ¡Claro! Por ejemplo, si los importadores israelíes nos cuentan que están trayendo chucrut desde Ucrania, nosotros les proponemos: »¿Por qué no el chimichurri argentino?» ¿O la mostaza, que en nuestro país es de tan buena calidad?
Esa es una parte importante de nuestro trabajo, detectar oportunidades comerciales más allá de lo tradicional, como puede ser, por ejemplo, la carne argentina. Es un trabajo de scouting, de ir a ferias, a reuniones, de escuchar y conocer.
– ¿Cuáles son las principales exportaciones argentinas a Israel? ¿Y en sentido inverso?
– La primera exportación argentina a Israel es la carne bovina congelada, y detrás vienen maíz, garbanzos secos y maníes y pescado congelado. Y la Argentina compra en Israel básicamente productos químicos, fertilizantes, fármacos y equipamiento para seguridad.
En enero del 2018, tras gestiones realizadas ante el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Economía e Industria y la Cancillería israelí, se logró la extensión del período de vencimiento admitido para la carne enfriada importada, de 45 a 85 días, lo que aumenta la competitividad de la carne argentina enfriada en el mercado.
Según los últimos datos, en el 2017 Argentina exportó a Israel por 201,6 millones de dólares e importó de este país por 144,2 millones.
Aquí no se ve mucho producto acabado, aunque se exportan vinos y golosinas, por ejemplo. Pero, en el caso de las legumbres, no se lo ve empaquetado en un supermercado con el sello de «Made in Argentina».
En cambio, es posible que estemos comiendo hummus israelí sin saber que el garbanzo con el que está hecho viene desde Argentina.
– Usted me hablaba sobre las delegaciones argentinas que llegan a menudo a Israel. ¿Qué buscan aquí esos emprendedores?
– Muchas delegaciones vienen de visita a Israel por ser un hub, un referente mundial en innovación. Yo siempre destacó lo importante que es en Israel la «comercialización del conocimiento», la transferencia del conocimiento científico, esa sinergía apasionante que existe aquí entre academia, empresas y estado.
También creo que en Argentina tenemos muchos de los factores que se señalan para explicar el fenómeno de la innovación israelí, como la tenacidad o la capacidad de absorber los fracasos. Aunque sí es cierto que aquí está muy aceitado todo lo que es el tema de la comercialización del conocimiento científico: ese es el mérito de Israel, el de haber tomado esta iniciativa hace treinta años, en otro contexto mundial.
En Israel toda institución dedicada a la investigación tiene un departamento o una oficina destinada a patentar, a comercializar lo que se investiga. En Argentina ese proceso se está dando, pero está en otra etapa.

– También me contaba sobre los varios acuerdos bilaterales que se firmaron en los últimos años…
– Sí. En abril del año pasado la Autoridad para la Innovación de Israel (AII) y el Ministerio de Producción de Argentina suscribieron una Declaración de Intención Conjunta sobre Cooperación en materia de Innovación Tecnológica, para revitalizar el tratado firmado en el 2006 y encauzar iniciativas conjuntas en el sector.
Y, en mayo, la AII firmó con la Bolsa de Comercio de Rosario una Declaración Conjunta para Cooperación en materia de Innovaciones Tecnológicas, la cual se espera permita vincular a startups israelíes con empresas asociadas a la Bolsa, para el desarrollo de proyectos conjuntos que impliquen innovaciones tecnológicas, especialmente en los campos de tecnología agrícola y ciencias de la vida.
También se buscan generar posibilidades de inversión. En ese sentido, dentro de poco organizaremos una videoconferencia para transmitir posibilidades de inversión en el terreno de la infraestructura en materia de energías renovables en Argentina, lo que puede representar una buena oportunidad para las empresas israelíes del sector.
Hija de un ingeniero y una enfermera, Caviglia nació en la localidad de Martínez, en la provincia de Buenos Aires, es funcionaria del Servicio Exterior argentino desde el 2010 y ahora tiene el rango de primer secretario.
Con apenas 33 años de edad, Caviglia ya se desempeñó como jefa de la Sección Consular de la embajada argentina en Nueva Delhi entre octubre del 2013 y noviembre del 2016, cuando dejó la India para llegar a ocuparse de la Sección Económica-Comercial en Israel.