A mediados de este año, cuando arreciaba la pandemia de coronavirus e Israel vivía su primera etapa de aislamiento social estricto, dos inmigrantes uruguayos conversaban en una azotea en Tel Aviv y decidieron que era el momento de cumplir un sueño: crear un espacio para los artistas hispano-parlantes en el país
Casa Rayuela, que así se llama el lugar, ubicado en Florentin, uno de los barrios más «cool» de Tel Aviv, es un espacio adonde «dejar un rato de lado el celular y las redes sociales», afirma Rony Cohen, de 27 años, originario de Montevideo y, entre otras cosas, psicólogo y clown.
El otro socio creador de Casa Rayuela es Andy Yaffé, de 28 años, también uruguayo y experto en Comunicación Audiovisual y Actuación, con el teatro como pasión principal. Andy llegó a Israel hace tres años y medio y Rony hace un año y medio, «aproximadamente», según recuerda.
Ambos conversaron con IsraelEconomico sobre cómo es vivir en Israel, cómo se transitan los primeros años como inmigrante en esta nueva sociedad y cómo utilizar el idioma español como un «colchón para para poder sobrellevar el choque cultural de la mejor manera».
Tanto Rony como Andy trajeron desde Uruguay a Israel experiencias artísticas que van desde los «slam» de poesía a las improvisaciones de teatro, pasando por el candombe y el «café filosófico».
Aquí se ganaron el sustento con diversos «trabajos monótonos y aburridos». Pero también fueron extras en «películas irrelevantes» (según su propia definición), payasos en hospitales o salían a improvisar en las calles «como vagabundos, clowns o drag-queens», cuentan.
Esas experiencias derivaron luego en la creación de un espectáculo, «Varieté Sacudeté», que tuvo una gran aceptación entre el público en español de Tel Aviv. En dos ediciones vespertinas, decenas de latinos y de israelíes curiosos se reunieron para compartir sesiones de poseía, danza, grafitti, canto, rap, improvisación, twerking y yoga, todo matizado con comidas típicas y alfajores estilo rioplatense.
«Pero eso no fue suficiente», aseguran ahora estos artistas llegados desde América del Sur. Unos meses más tarde, en medio del primer cierre en Israel a causa del coronavirus, «en la azotea de Andy pensamos en lo siguiente: irnos a vivir juntos y hacer una casa cultural en nuestro hogar», recuerda Rony.
Algo los alentaba: «si un evento artístico puntual como el «Varieté Sacudeté» tenía éxito, eso era un indicador de que existía un público latente para poder inaugurar una casa cultural».
Ese fue, en síntesis, el origen de Casa Rayuela, que ahora tiene una nutrida agenda de actividades artísticas, cursos y hasta una creciente biblioteca de libros en español.
Casa Rayuela, señalan, es «un espacio orientado a la producción y difusión de los artistas hispano-parlantes en la sociedad israelí», que permite, de paso, «la reafirmación de nuestra identidad e historia y que apuesta al diálogo continuo entre las distintas lenguas que cohabitan en el país».
– ¿Cómo se vive Israel «en castellano»?
– Esa experiencia está más limitada a lo privado, al círculo de la familia, los compañeros de apartamento o amigos que uno conoce en el transcurso de esta travesía de nuevos inmigrantes.
Luego, cuando la experiencia se traslada a lo público, a lo cotidiano, al día a día, resulta más difuso o difícil el vivir del castellano. Por eso casi que es un placer o un alivio encontrarse con una persona hispanoparlante en algún trámite requiriendo de algún servicio
En medio de esa dualidad, Casa Rayuela intenta ofrecer un colchón para los inmigrantes hispanoparlantes para poder sobrellevar el choque cultural de la mejor manera. Si este inmigrante se desarrolla socialmente y creativamente, y luego se arroja a la sociedad israelí con seguridad y firmeza, ¡entonces Casa Rayuela siente que está cumpliendo con su objetivo!
– ¿Cuáles son las mayores «ventajas y desventajas» de ser latino en Israel? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian, a grandes rasgos, israelíes y latinoamericanos?
– De alguna manera, un tanto superflua, la «etiqueta» de ser inmigrante latino es percibida con buenos ojos por la sociedad israelí. Quizás es un producto de nuestro acento más melódico o nuestra forma más calurosa de desenvolvernos. Quizás porque las distancias ya se han acortado entre los dos continentes, permitiendo que los israelíes puedan viajar a América Latina y encantarse con nuestra cultura.
Pero también es cierto que, al fin y al cabo, es una ventaja «superficial», porque el acento o nuestra calurosa forma de ser no evitan «la lucha diaria» de insertarse en la sociedad israelí.
Por otro lado, en Israel, la lectura sobre la sociedad no es tan lineal. Por ejemplo: hay una valoración del «ser atrevido» en distintas situaciones cotidianas, no existe dejar algo implícito, en el aire. En este país no se trata de ser políticamente correcto, se trata de ser eficientemente correcto.
El idioma también marca una pauta visible: tono claro y fuerte, concreto y pragmático. Es común escuchar en hebreo el «mírame, escúchame, yo te explicaré, yo te diré, yo te actualizaré».
Por eso, vivir en Israel te expone -sin que uno lo quiera- a situaciones tragicómicas en los restaurantes, autobuses, filas de supermercado y en conversaciones. ¡Solo hay que poner ojo a lo que pasa a nuestro alrededor!
Para ponerse en contacto con Casa Rayuela es una buena opción visitar su página de Facebook, haciendo click aquí.