La apertura de la embajada paraguaya en Jerusalén es más que un acto simbólico y representa «un testimonio de los principios de justicia y verdad, valores que son cada vez más vitales en una era marcada por la desinformación y la división».
Así lo afirmó en una columna de opinión en el Jerusalem Post el vicepresidente ejecutivo del Congreso Judío Mundial (CJM), Maram Stern.
Para seguir leyendo: "¡Viva Paraguay!": Netanyahu celebró el traslado de la embajada a Jerusalén
«En un mundo cada vez más dividido por los conflictos y los malentendidos -escribió Stern-, los momentos de auténtica solidaridad se destacan como faros de esperanza».
«Tal fue el caso cuando el presidente de Paraguay, Santiago Peña, anunció que la embajada de su país en Israel regresaría pronto a Jerusalén», añadió el directivo del CJM, la poderosa federación internacional de comunidades y organizaciones judías.
Para Stern, la ceremonia encabezada por Peña y por el primer ministro Benjamin Netanyahu esta semana en Jerusalén «fue más que una formalidad diplomática, fue una audaz afirmación de amistad y valores compartidos».
Los dos países, siguió la columna, mantienen desde hace décadas «un vínculo profundo, arraigado en el respeto mutuo y las aspiraciones comunes».
Se trata de una asociación que «abarca décadas y aportó beneficios tangibles en áreas como la agricultura, la tecnología y la seguridad».
Gestos con «peso extraordinario»
De hecho, la decisión de Peña de volver a instalar su embajada en Jerusalén «se basa en ese legado, reafirmando el compromiso de Paraguay con su aliado en un momento en que tales gestos tienen un peso extraordinario», apuntó el directivo judío.

Según el vicepresidente ejecutivo del CJM, el restablecimiento de la embajada en Jerusalén «es más que un acto simbólico», porque «subraya un profundo reconocimiento del papel único de la ciudad como corazón histórico y espiritual del pueblo judío».
La decisión de Paraguay «también recuerda a la comunidad que la solidaridad y el coraje son esenciales para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo», se lee en la columna.
Y, por cierto, «Jerusalén no es simplemente un punto en un mapa: representa su identidad y esperanza para millones de personas».
«Al reconocer esto -continuó Stern-, Paraguay no solo está fortaleciendo sus lazos con Israel, sino que también contribuye a un diálogo global centrado en el respeto mutuo y la cooperación».
Claridad moral
El traslado de la embajada por parte de Peña «merece reconocimiento, no solo por su trascendencia política, sino también por su claridad moral».
«En un momento en que la posición con Israel suele estar politizada, Paraguay optó por liderar con convicción, reforzando los ideales de amistad, unidad y convivencia», enfatizó el texto.
También le puede interesar: Paraguay: el regreso de la embajada que nunca tuvo que haberse ido
Con la ceremonia de esta semana, Paraguay «demostró al mundo lo que significa honrar los valores compartidos y las verdades históricas».
«Es un ejemplo -completó la columna- que debe inspirar a otros, recordándonos a todos que, incluso en los momentos más difíciles, hay espacio para actos de valentía y gestos de profundo significado».