Una mujer uruguaya, reconocida por su trabajo al frente de una fundación que apoya a un hospital pediátrico de Montevideo, viajó a Israel para reencontrarse con un hermano: luego descubrió que tenía dos más
Rosita Leska, de 73 años, es la presidenta de la Fundación Amigos del Hospital Pereira Rossell de la capital uruguaya, y su vida está marcada por grandes alegrías, pero también fuertes decepciones.
Según relató un reportaje del diario El País, Leska nació en Montevideo «y lo que sabe sobre sus orígenes es que es hija de una madre polaca que era dueña de un bar en Ciudad Vieja y que apenas hablaba español, y de un padre ruso, del que no recuerda prácticamente nada».
Rosita le contó al diario uruguayo que «su madre biológica no quiso criarla y que creció con Coca, la señora que la cuidó, que vivían en una casa de inquilinato en Ejido e Isla de Flores».
«Un día, a la misma casa de Ejido e Isla de Flores, llegó a vivir Carlitos, hijo de la misma polaca y del mismo ruso» y a quien cuidó otra mujer, continua el artículo de la periodista Soledad Gago. «Carlitos era rubio y tenía la piel clara, como ella», describió.
Buen día
— Rosita LESKA (@RositaLeska) March 26, 2022
Mil gracias @soledadgago por tu nota sobre la @famigosuy soy parte, hoy 26/3 en @elpaisuy
Agradezco a Leonardo Mainé, la foto, mágico
Y a mi FAMILIA, @NeyCastillo9 ,@anacastillol @castillocecili5 , @BautiGilC Romi y Flor, @pablostapff,mi sobrino DUBRA y a su mamá Sarah pic.twitter.com/MHpzoS0MJa
Después de ser desalojados de ese inquilinato, las familias se separaron y Rosita no supo nunca más nada de Carlitos, hasta que, hace algunos años, alguien le contó que su hermano vivía en Israel.
En el 2005 se comunicó con su hermano y viajó a visitarlo. Cuando llegó al aeropuerto Ben-Gurion «no necesitó cartel ni identificación: no necesitó nada» porque «lo vio y fue suficiente para saber que era él», escribió Gago.
Para su sorpresa, en ese mismo viaje conoció a Alberto, «otro hermano de sangre del que, hasta entonces, ella no sabía nada».
«Carlitos me recibió en su casa y solo me decía ‘te quiero mucho’ -recordó Leska-. Ahí conocí a mi cuñada, que también se llama Rosa».
Carlitos y Rosa se volvieron a ver al año siguiente, cuando la mujer viajó a Israel junto con su esposo, Ney Castillo, un conocido político uruguayo, médico y directivo del Pereira Rossell y presidente del club de fútbol Defensor Sporting.
Aquel fue el último encuentro de los dos hermanos, ya que Carlitos murió en el 2007. Pero la historia tenía más capítulos para Rosita.
En efecto, «tiempo después alguien la contactó por las redes sociales», apunta el artículo de El País. Se trataba de Sara Leska, hija de Elena, otra de las hermanas biológicas de Rosita.
«Elena era la menor pero yo no la conocía», dijo la uruguaya. «Mis hijas, cuando vieron a Sara, me dijeron que era igual a mí. Y es verdad, éramos igualitas», afirmó.
La nota señaló que Rosita «tramitó el pasaporte polaco, viajó a Polonia, supo que su madre biológica había sido una mujer de campo, pero no encontró a nadie más de su familia».
Para ese entonces, sin embargo, ya tenía una familia «nueva» en Israel.