En 1998, un suboficial del ejército británico, David Richardson, fue enviado a una misión en las Islas Malvinas. Allí, durante una de sus expediciones, detectó unos restos metálicos que, confirmaría luego, pertenecían a un avión argentino derribado durante el conflicto
Richardson había arrancado una patrulla en la Bahía Fox, se detuvo en varios lugares, y terminó en la isla Pebble, conocida en español como Isla Borbón.
Ese lugar «era de particular interés para mí porque, siendo un niño de 12 años, seguí de cerca la guerra de 1982 y había leído mucho sobre la batalla», le contó el militar británico a la agencia estatal de noticias argentina, Télam.
(Los militares argentinos habían instalado una base aérea en Pebble/Borbón, que fue atacada por comandos británicos entre ell 14 y el 15 de mayo de 1982, destruyendo entre siete y once aeronaves de las fuerzas del país sudamericano, según las distintas fuentes).

Interesado por la historia de la guerra entre Argentina y Gran Bretaña, Richardson le preguntó a un lugareño si había en la isla «algo que pudiera llevar a ver a mis soldados mientras estábamos allí».
«Durante muchos años cuidé las piezas y me preguntaba si algún día podría llevarlas a la Argentina»
El hombre, relató la reportera de Télam, Gabriela Albernaz, «señaló en el mapa un par de lugares donde se estrellaron aviones argentinos que habían sido derribados por Harriers en la isla, así como un monumento a un barco británico perdido por las fuerzas enemigas».
«Llevé a mi tropa y localicé esos lugares», recordó el suboficial, que en aquel momento tenía el rango de cabo del regimiento de Infantería Ligera del ejército británico y ahora es sargento retirado.
Fue en uno de esos viejos sitios de combate que Richardson descubrió los restos que, «al juntarlos, le permitió identificar el número de serie del avión que estaba inscripto en la parte inferior de la cabina, todavía con su pintura de camuflaje original», señaló el reporte de la agencia de noticias.
Sin embargo, el número no sirvió de mucho, porque en 1998 internet no estaba tan desarrollado y, para un militar británico, era una tarea todavía imposible pedir información a colegas argentinos.
Pasaron unos años, internet se desarrolló de manera dramática y «comencé mi investigación» para saber, finalmente, de qué se trataban esos restos.
También pensó que «sería una buena idea investigar el avión y tratar de averiguar lo que pudiera sobre el vuelo de esta aeronave en particular», que llevaba la identificación C-437.
«Durante muchos años cuidé las piezas y con frecuencia me preguntaba si algún día podría llevarlas a la Argentina«, siguió Richardson. Hasta que, en setiembre del 2021, se contactó a través de las redes sociales con Gabriel Fioni, miembro del Museo Malvinas en Oliva, en la provincia de Córdoba.
Los Dagger israelíes le dieron a la Fuerza Aérea argentina una chance frente a la poderosa Gran Bretaña
Gracias a Fioni, el sargento pudo descubrir que los restos pertenecen al avión Dagger que piloteaba el teniente Héctor Volponi, derribado el 23 de mayo de 1982 cuando volvía de una misión contra la cabecera de playa británica en el estrecho de San Carlos.
El cuerpo de Volponi -que no pudo eyectarse porque volaba a baja altura- fue recuperado pocos días después por soldados de la Infantería de Marina argentina, y la mayor parte del fuselaje fue encontrada por patrullas de alguno de los dos países, también dependiendo de la fuente que se consulte.

Richardson anunció el despacho de los restos de la cabina vía correo diplomático para que lleguen al museo en Córdoba y pueda completarse el rompecabezas del episodio del 23 de mayo de 1982.
Los Dagger, por su parte, parecen no querer pasar al olvido. Nacidos en Israel con el nombre Nesher, los aviones fueron desarrollados para reemplazar los aparatos perdidos durante la Guerra de los Seis Días, de 1967.
En un principio iban a ser fabricados junto a la francesa Dassault Aviation, pero un embargo de transferencia de armamentos impulsado por París obligó a los israelíes a seguir adelante con su propia versión de los Mirage III.
Cuando estalló el conflicto, los aviones, rebautizados Dagger en Argentina, ya estaban completamente operativos y le dieron a la Fuerza Aérea de la nación sudamericana una chance de enfrentar a la poderosa avión británica.
Aunque Argentina perdió la guerra, los Dagger, sumados a la valentía de sus pilotos, se convirtieron en legendarios protagonistas de victorias en batallas aéreas para los libros de Historia.