Autor de la que es posiblemente la más famosa imagen de la moderna Israel alrededor del mundo, el fotógrafo David Rubinger capturó el espíritu de la nueva nación con su cámara y se convirtió en el cronista de sus primeras décadas
El 7 de junio de 1967, cuando los paracaidistas Zion Karasenti, Yitzhak Yifat y Haim Oshri llegaron al Muro de los Lamentos en la Jerusalén recién capturada por las fuerzas israelíes, seguramente no tenían idea de que iban a protagonizar una de las fotografías más famosas del siglo pasado.
Los soldados habían entrado a la zona del Muro junto a sus compañeros a través de la vieja Puerta Mugrabi y caminaron entre las viejas casas construidas a muy pocos metros del Kotel.
Al llegar al Muro, escucharon una voz que prácticamente les ordenó: «Por favor, deténganse», según recordó años después el propio Yifat. Era la voz de Rubinger, quien estaba a punto de tomar la fotografía que le cambió la vida.
Como parte de su acuerdo con las Fuerzas de Defensa de Israel para cubrir la Guerra de los Seis Días, Rubinger entregó los negativos a las autoridades militares, quienes distribuyeron la imagen a la prensa a un precio bajísiimo, unas dos liras de entonces.
Esa toma de los soldados israelíes emocionados y asombrados ante el Muro de los Lamentos (que había estado hasta entonces bajo control jordano) pasó rápidamente a considerarse «la imagen fotográfica judía más amada de nuestro tiempo», según resumió el autor Yossi Klein Halevi.
Antes de esa imagen, Rubinger había sido reportero gráfico de varios diarios israelíes, entre ellos Yediot Ajronot y el Jerusalem Post.
Años más tarde, en 1954, fue contratado nada menos que por la publicación estadounidense Time-Life, y terminó trabajando con ellos durante más de medio siglo.
Rubinger nació en Viena en 1924 y, cuando los nazis invadieron Austria, logró escaparse a la entonces Palestina bajo mandato británico a través de Italia. Su padre también logró salir del país, pero su madre murió en el Holocausto.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Rubinger sirvió en la Brigada Judía del ejército británico, y fue durante un descanso en París que una novia francesa le regaló la cámara Argus que lo hizo enamorarse de la fotografía.
Su siguiente cámara, una Leica, la compró en 1946 en la Alemania de la posguerra. Por ella pagó 200 cigarrillos y un kilo de café, recordó el fotógrafo en su biografía.
El resto es historia conocida: su talento y su capacidad de encontrarse «en el momento justo y en el lugar adecuado» le abrieron las puertas de los pasillos gubernamentales y de los frentes de batalla.
«Durante más de seis décadas, David Rubinger, un reportero gráfico nacido en Austria, relató el nacimiento del estado moderno de Israel, sus líderes, sus triunfos, sus tragedias y su gente«, resumió el New York Times al dar la noticia de su fallecimiento, el 2 de marzo del 2017, cuando tenía 92 años.
Su colección de imágenes del país terminó siendo tan poderosa que una de sus fotografías resultó ser asunto de la Corte Suprema de Israel, que tuvo que intervenir cuando un partido político pidió, en el 2001, que se prohíba la utilización proselitista de la famosa toma del Muro de los Lamentos.
El entonces presidente de la Corte, el juez Mishael Cheshin, puso las cosas en su lugar: para ese entonces, afirmó, la imagen se había ya convertido en «propiedad de toda la nación» israelí.