Comenzó a tomar fotografías a los 13 años, «obviamente como un hobby» que, muy pronto «se convirtió en pasión» y, finalmente, en una profesión que lo llevó a recorrer parte del mundo. Ahora, este fotógrafo de La Habana llegó a Israel y mira a Jerusalén con ojos cubanos
Alejandro Ernesto Pérez Estrada («mis fotos las firmo siempre como Alejandro Ernesto, así, sin apellidos, señala durante la entrevista) trabajó para la agencia de noticias Notimex, de México, y para la española EFE, con la que cubrió durante quince años «el día a día de los cubanos», recuerda.
Como parte de la oficina de la agencia española en La Habana, Alejandro Ernesto llevó a cabo importantes coberturas, desde la visita del presidente estadounidense Barack Obama y de dos papas (Benedicto XVI y Francisco) a la isla, pasando por los funerales de Fidel Castro, un concierto de los Rolling Stones, huracanes y manifestaciones gubernamentales y de opositores.

«En cuanto a mis expectativas de vivir en Israel, la verdad es que estaban en cero», confiesa durante la entrevista con IsraelEconomico.com.
«Pero para mi esposa (la periodista Sara Gómez) la Ciudad Santa sí era un viejo sueño y se le cumplió», ya que actualmente es la delegada de EFE en Jerusalén, informa.
«Suelo caminar en las tardes, sin rumbo fijo, pero siempre con la cámara lista»
Así fue que «vinimos para acá en el 2021, ella en junio y yo a fines de año», relató el fotógrafo, quien reconoció estar «todavía en fase de aterrizaje, intentando conocer y aprender lo más posible» sobre Israel para familiarizarse «con el país y con su gente».
¿El objetivo?, le preguntamos. «Intentar plasmar todo eso en nuevas fotografías», respondió. Y, entre esas nuevas imágenes que está capturando con sus ojos cubanos, nos compartió las fotos de Jerusalén que adornan este artículo.

Alejandro describe su pasión por la fotografía jurando que no suele salir de su casa «sin la cámara», que es «ya como una extensión de mi cerebro, más que de mi brazo».
«A mis 51 años -asegura- puedo decir que he tenido la inmensa suerte de vivir siempre de la fotografía»
– Al llegar a Jerusalén, ¿qué cosas le impactaron más? ¿La ciudad cumple sus expectativas?
– Lo que más me impacta de Jerusalén es su religiosidad, que puede incluso a veces llegar a ser agobiante, pero me gusta y me interesa desde el punto de vista fotográfico.


Es impresionante la mezcla de religiones que se vive aquí, algo muy palpable sobre todo en la Ciudad Vieja.
No soy religioso, pero no hace falta serlo para emocionarse al desandar los caminos por los que, dicen, anduvo Jesús hace casi 2000 años.
Aunque a mi en particular me tiene fascinado el mundo ultra-ortodoxo. Son mis vecinos más cercanos y obviamente su religiosidad, sus costumbres, su atuendo, ese vivir un poco en el pasado me tienen fascinado.
Me gustaría mucho poder retratar su cotidianidad, poder entrar en sus hogares, asistir a sus ceremonias, sus fiestas, pero sé que viven en una comunidad muy cerrada, y que es muy difícil colarse en ella, mucho más para alguien que ni siquiera es judío, como es mi caso.

– Como describiría la rutina (y los momentos extraordinarios) de un fotógrafo en una ciudad como Jerusalén?
– De momento, toda la fotografía que estoy haciendo es para mi, para alimentar mis insaciables ganas de hacer fotos y también las del monstruo que es Instagram, que de momento es una excelente plataforma para mostrar mis fotos.
Así que no hay rutina, suelo caminar en las tardes, sin rumbo fijo, pero siempre con la cámara lista en busca de imágenes de la vida cotidiana de la ciudad.
También trato de no perderme eventos puntuales como la Semana Santa, Janucá o el festival Purim, por ejemplo.
«De los israelíes me gusta su buena disposición a ser retratados»
Hace poco estuve en el Muro de los Lamentos tomando fotos durante el Birkat Kohanim, fue una experiencia muy interesante y me gustaron mucho las imágenes que logré ese día.


– ¿Qué similitudes y diferencias encuentra entre La Habana y Jerusalén? ¿Y entre los cubanos y los israelíes?
– Similitudes entre La Habana y Jerusalén? Creo que ninguna. Son ciudades muy distintas, desde el punto de vista histórico, arquitectónico. Aunque el calor asfixiante es parecido, solo que aquí es seco y allá muy húmedo.
En Jerusalén me falta el mar, que es, descontando obviamente a mi hijo y mi madre, lo que más extraño de La Habana.
Por eso me gusta escaparme de cuando en cuando a Tel Aviv, a ver el mar, a olerlo, a sentirlo cerca que es una forma también de sentir cerca mi isla.
De los israelíes hay algo que me gusta y es su buena disposición a ser retratados.
Como fotógrafo disfruto mucho retratar a la gente en su ambiente, no soy un fotógrafo de paisajes, ni de ambientes abiertos, soy de planos medios o cerrados, de retratar personas. Pero no puedo opinar mucho más allá, conocer un país y más su gente lleva tiempo.
Por razones fundamentalmente de idioma nuestro entorno y amistades son expatriados, fundamentalmente españoles y latinos.
Hacer amigos israelíes es una tarea pendiente que espero cumplir pronto.
Pueden conocer más de la fotografía de Alejandro Ernesto haciendo click aquí para visitar su página de internet, o en su perfil de Facebook, cliqueando aquí.