La Guerra de los Seis Días, de la cual se cumple este mes otro aniversario, cambió radicalmente la cara geopolítica de Medio Oriente, pero al mismo tiempo fue un conflicto combatido por personas «comunes», por oficiales y reservistas que todavía hoy recuerdan historias de dolor y de euforia
En las colinas de la Colina de la Munición (Giv’at HaTahmoshet, o Ammunition Hill, como se la suele nombrar en inglés) «estaba muerto de miedo, porque sabía que los jordanos se encontraban frente a mi», contó -por ejemplo- Yaakov «Yaki» Chetz.
El entonces joven soldado Chetz participó de la dura batalla en la Colina de la Munición, un puesto fortificado que habían construido las fuerzas militares jordanas en la zona de Jerusalén.
Según Chetz, un héroe de ese enfrentamiento con los jordanos, el poder de las Fuerzas de Defensa de Israel se basó en 1967, al igual que ocurre en la actualidad, en la valentía de «los soldados simples, como lo era yo», afirmó.
«En ese momento, estaba dispuesto a devolver el Kotel con tal de traer de vuelta a mis amigos» caídos en combate
Chetz y otros soldados y oficiales que participaron de la Guerra de los Seis Días o Miljemet Sheshet Ha Iamim, relataron una vez más sus historias en junio del 2017 delante de los miembros de la Knesset, el parlamento israelí, en ocasión del 50 aniversario del conflicto.
En su testimonio, recogido en aquel momento por el periódico The Jerusalem Post, Chetz recordó que su batallón, el 66o de la 55a Brigada de Paracaidistas, perdió 36 combatientes en la batalla de la Colina de la Munición.
«Aunque hoy estoy orgulloso de haber participado en la liberación de Jerusalén, durante un año después de la guerra no pude sonreír ni escuchar música«, rememoró Chetz.
«En ese momento, estaba dispuesto a devolver el Kotel con tal de traer de vuelta a mis amigos» caídos en combate, aseguró.
Por su lado, Ieshayahu «Shaike» Gavish, un mayor general retirado que estuvo con el Comando Sur desde 1965 hasta 1969, confirmó que la «luz roja» que encendió la mecha de la guerra fue la decisión egipcia de cerrar el estrecho de Tirán.
«Había una atmósfera de catástrofe en el país, y el gobierno quería una solución diplomática» mientras se acercaba la guerra, contó Gavish.
Poco después, la Fuerza Aérea israelí logró destruir prácticamente todos los aviones de combate egipcios en tierra y la suerte del conflicto estaba echada.