La Biblioteca Nacional de Argentina puso a punto una exposición dedicada al que es probablemente el escritor más famoso del país y su relación con un lejano país, fundado en 1948 en el Medio Oriente
«Borges e Israel: diálogo», señalaron desde la institución, «recorre los puntos de contacto» del autor de «El Aleph» con la cultura judía y con el nuevo país a través de gigantografías, textos «y, en especial, con la exhibición de libros pertenecientes a la biblioteca personal» del escritor.
La muestra estará abierta entre el 2 de noviembre y el 30 de diciembre de este año en la Sala del Tesoro y en el Hall del tercer piso de la Biblioteca Nacional, ubicada en el barrio de Recoleta en Buenos Aires.
Jorge Luis Borges, quien nació en 1899 en la capital argentina y falleció en 1986 en Ginebra, en Suiza, «asimilaba, axiomáticamente, el concepto de civilización occidental a lo griego y a lo judío», señalaron los encargados de la muestra, que se diseñó junto a la embajada de Israel.
«En esa noción, de una manera inequívocamente borgeana, significaban lo mismo», añadieron, para luego recordar las propias palabras del escritor: «si pertenecemos a esa civilización entonces todos nosotros, a pesar de las muchas aventuras de la sangre, somos griegos y judíos».
«Se cree ver la clave de esta definición en la gnosis esencial que encontró Borges en la cultura judía: el pueblo del libro, la mística y la filosofía, la Cábala, el Golem, Spinoza y Martin Buber», recordaron.
En alusión al nombre de la muestra, uno de sus curadores, Germán Álvarez, dijo que «la palabra ‘diálogo’, a través de la filosofía de Buber, representa la relación que el hombre tiene con Dios».
«Pocas personas lograron sintetizar aspectos sustanciales de la cultura judía e israelí en la obra literaria» como Borges
«Es decir, en la Torá, cuando se revelan los mandamientos, es la comunicación que Moisés recibe de Dios: el diálogo entre naciones, el diálogo entre Dios y el hombre», apuntó Álvarez, del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges.
Por su parte, Laura Rosato, quien también está al frente de la muestra, apuntó que la exposición «persigue las influencias literarias y las huellas de temas judíos en la literatura de Borges, y está organizada a partir de ejes que incluyen el plano familiar y personal, la mística y filosofía judía y la Cábala».
«El plano íntimo y personal -además- aborda el origen judío de su familia materna, la profunda impronta tutorial de Rafael Cansinos Asséns, la amistad con los intelectuales judíos argentinos» y su visita a Israel «en ocasión de la recepción del Premio Jerusalem en reconocimiento a su obra intelectual».
En efecto, Borges viajó a Israel en 1971 para recibir el premio, un prestigioso galardón concedido por los organizadores de la feria del libro de Jerusalén a los escritores cuyo trabajo expresa la idea de la «libertad del individuo en la sociedad».
Pero el escritor había estado antes en el país, por primera vez, en 1969, invitado nada menos que por otra figura legendaria, el entonces ex primer ministro David Ben-Gurion, con quien mantenía correspondencia desde hacía algunos años.
Aquella visita incluyó reuniones con políticos, escritores y otras personalidades locales, y una conferencia de alto impacto en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
El escritor «asimilaba, axiomáticamente, el concepto de civilización occidental a lo griego y a lo judío»
Entre los asistentes a esa charla estaba Shalom Goldman, en ese momento un joven israelí esperando a comenzar su servicio militar y quien luego se convertiría en un renombrado profesor de Religión y Estudios de Medio Oriente.
Al rememorar la conferencia de Borges en Jerusalén, Goldman diría que «había algo de oráculo en su discurso y tenía una asombrosa habilidad para citar largas selecciones de poesía y prosa de memoria».
Entrevistado en el 2015, el profesor israelí destacó que «su sonrisa era cálida y, a veces, alegre». Goldman recordó que, después de su ponencia, Borges «respondió preguntas de la audiencia y nos hizo reír».
A esa altura, el escritor argentino estaba ya enamorado de Israel, en particular después de conocer los detalles de la asombrosa victoria en la Guerra de los Seis Días.
Antes había desarrollado también una buena relación con la comunidad judía de Argentina gracias a su decidida posición anti-nazi antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
Y, ahora, una de las más grandes bibliotecas de América Latina estará subrayando esa relación, ese «diálogo» de Borges con Israel y con los judíos, con esta exposición.
«A partir de las huellas de temas judíos en la literatura de Borges -señalaron los organizadores de la muestra-, se explora el modo de escritura borgeano, la apropiación de nombres, figuras y mitologías de esta cultura y su asimilación al entorno de Buenos Aires».
Para el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, «pocas personas en este mundo lograron sintetizar aspectos sustanciales de la cultura judía e israelí en la obra literaria hispanoparlante como Jorge Luis Borges».