La exitosa serie israelí tiene miles y miles de seguidores de todo el mundo y una colección de reconocimientos, pero además, según relató una escritora estadounidense, «Shtisel» también puede ayudar en el duelo de despedirse de un padre
En un artículo en la revista Kveller, la escritora y especialista en comunicaciones empresariales Becky Band Jain compartió una conmovedora historia en la que contó cómo fue tener que enfrentar el dolor de la pérdida en tiempos de pandemia de coronavirus.
El padre de Becky falleció de un ataque al corazón en diciembre del 2020, en el pico de las restricciones para contener el avance del Covid-19, por lo que las ceremonias del funeral debieron ser reducidas.
Y lo mismo ocurrió con la posibilidad de observar de manera apropiada la shiva, el período de luto de una semana que los judíos cumplen para honrar a los familiares más cercanos.
«Era poco lo que podía hacer», reconoció la escritora en el artículo de la revista judía estadounidense. «Los amigos me visitaron para charlas breves en el pasillo, pero nadie podía sentarse conmigo adentro», era una sensación «insoportable estar sola», confesó.
«Aunque quería respetar la costumbre de no ver televisión durante shiva, solo pude resistirme a su canto de sirena por apenas 24 horas», admitió Band Jain.
Su elección en la pantalla fue consolarse con la ayuda de «personas ficticias», los miembros de la familia Shtisel.
«Shtisel» es «solamente otro programa de televisión que vi hasta el final y, sin embargo, es mucho más»
Como la pandemia impedía contar con apoyo presencial de amigos o familiares en el período de duelo, «adopté a los Shtisel», escribió la autora. «O tal vez era al reves», especuló.
«Era a la vez escapismo y una inmersión en una versión, aunque fingida, de la cultura y la tradición judía que era a la vez extraña y familiar«, prosiguió, para luego apuntar que, justamente, en los primeros episodios Akiva Shtisel (interpretado por Michael Aloni) y su padre viudo (encarnado por Dov Glickman) están de luto.
«Sus rostros alargados, la música lúgubre, incluso las quejas y las disputas, me envolvieron como una manta reconfortante, transportándome a otro lugar para un breve respiro de mi propio dolor», señaló Becky.
Pero «lo que realmente me atrajo fue el sonido del idish», un lenguaje que hablaba su padre y que, en ese momento y gracias a los personajes de «Shtisel», se convirtió en «un bálsamo calmante para mis nervios de punta».
«Seguí con ‘Shtisel’ hasta que terminé todos los episodios», avanza el relato de la escritora. «Observé cómo Akiva se abría camino a través de su dolor a su propia manera incómoda y peculiar», mientras «mi vida, y el proceso de duelo, continuaron junto con la suya».
En sintonía con varios comentaristas que señalan el legado cultural y el impacto social y emotivo de la serie israelí, Band Jain dijo que «Shtisel» es «solamente otro programa de televisión que vi hasta el final y, sin embargo, es mucho más».
La serie, que tuvo tres sesiones (la multitud de seguidores del programa se quedó con las ganas de una cuarta temporada de «Shtisel»), fue «un salvavidas tanto para mi pasado como para mi futuro», concluyó Becky.