Después de más de cuarenta años, el gran escritor estadounidense John Irving volvió a Israel para hablar en una conferencia en Jerusalén, adonde fue presentado por su anfitriona como un verdadero «judío honorario».
El autor de The World According to Garp (El mundo según Garp, de 1978) convocó el miércoles de esta semana a una sala llena de admiradores en el centro cultural Mishkenot Sha’ananim de la capital.
Irving, de 82 años, está trabajando en una nueva novela que tiene como protagonista a la reina Ester, una de las más grandes figuras femeninas de la historia y la tradición judía.
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De todas maneras, el autor evitó dar detalles sobre la marcha o el argumento de su libro Queen Esther. Y también prefirió no profundizar en comentarios sobre la actual guerra en la Franja de Gaza y el ataque terrorista del 7/10 cometido por Hamas.
Eso sí, John Irving volvió a declarar su amor por Israel y por el pueblo judío. «Creo sinceramente que son las personas más valientes que conozco», declaró el escritor en el centro cultural de Jerusalén.
«Soy pro-israelí, soy pro-judío y estoy a favor de ustedes», remarcó, aunque luego aclaró que «eso no significa necesariamente que esté a favor de su actual líder», el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Solidaridad y prudencia
Después de la declaración de solidaridad, el hombre que terminó de conquistar el mundo literario con The Hotel New Hampshire (El hotel New Hampshire, de 1982) y The Cider House Rules (Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, de 1985) aclaró las raíces de su actitud.
Irving recordó que, durante su residencia en Viena en los años ’60 del siglo pasado apreció las manifestaciones de los austríacos contra la guerra en Vietnam, pero que se «enojaba cuando se expresaban sobre los detalles» del conflicto, «porque no sabían lo suficiente».
«Me alegré cuando (los austríacos) se opusieron a la guerra porque yo también estaba en contra, pero cuando hablaron en detalle, no sabían de qué estaban hablando. Bueno, yo tampoco, hablaré de su país», le dijo a los israelíes un Irving solidario pero prudente.
«Escucho a mis amigos israelíes y escucho a mis muchos amigos judíos -explicó el escritor-, pero no estoy calificado para hablar aquí de los pequeños detalles» de la guerra.
Este «es su país, no es asunto mío: pero sí creo que es asunto mío decir que los apoyo», en especial porque «sé quién empezó el problema» que derivó en esta nueva guerra en la Franja de Gaza.
Los compañeros de lucha libre
Irving también tuvo tiempo de recordar cuándo nació su buena relación con los judíos. «Creciendo en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, siempre sentí que no pertenecía allí, siempre me sentí como un extranjero», comenzó relatando el escritor.
«No soy judío, pero siempre he sido pro-israelí y siempre he sido pro-judío», continuó. Y agregó: «mi primer contacto con los judíos fue con mis compañeros de equipo de lucha libre» en Nueva Inglaterra.
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«Ellos también la pasaban mal, pero todos estábamos haciendo lo mismo juntos, así que era natural, o me pareció natural, que me quedara con ellos», dijo John Irving en esta visita a Jerusalén.