Son dos de las mujeres políticas más conocidas de la historia y, en 1951, esa misma historia cuenta que Eva Perón y Golda Meir se conocieron en Buenos Aires, se miraron a los ojos y hablaron de sus pueblos y de cómo ayudarse.
Este martes se cumplen setenta años de la muerte de la esposa de Juan Domingo Perón, el líder más importante de la Argentina en el siglo XX.
Evita, como es conocida por los argentinos y en muchas partes del mundo, no se quedó a la sombra del hombre que fue presidente entre 1946 y 1955 y unos pocos meses entre 1973 y 1974.
La «abanderada de los humildes» alcanzó su propia estatura histórica y provocó pasiones en el país.
Acostumbrada a codearse con importantes mandatarios internacionales, no llamó la atención que Evita mantuviera el 9 de abril de 1951 una entrevista con la entonces ministra de Trabajo de un flamante país al otro lado del mundo, Israel.
Meir fue recibida por Eva y también por su esposo, el general Perón.
Lo que nadie sabía en ese momento es que esa pequeña mujer judía nacida en Kiev, en Ucrania, iba a convertirse en primera ministro en 1969 y reclamar su propio lugar entre los personajes más famosos del mundo.
Algunos historiadores argentinos afirman que Golda -quien se estaba convirtiendo en una poderosa mujer por su propia cuenta- admiraba a Eva Perón, cuya estrella había comenzado a brillar hacia 1945, mientras su esposo se acercaba a la presidencia.
En Buenos Aires, Golda fue recibida por Evita y su esposo, el presidente Perón
Lo que se sabe es que, si bien Argentina se mostró «neutral» en la votación de las Naciones Unidas de 1947 y prefirió «abstenerse», luego reconoció a Israel en la organización en 1948 y comenzó a acercarse al nuevo país.
Numerosos investigadores señalaron que, a partir de 1949, la esposa del presidente Perón empezó a despachar ayuda humanitaria hacia Israel a través de su fundación.
De esto existen registros concretos, en particular la llegada de un barco con contenedores de madera repletos de asistencia para los israelíes llegando a Tel Aviv en junio de 1951.
Las cajas llevaban un cartel con la leyenda «ENVÍO / Fundación Ayuda Social / María Eva Duarte de Perón / República Argentina». Y también se leía el nombre del destinatario: «Dr. Pablo Manguel / Embajador argentino».
Manguel fue, efectivamente el primer embajador argentino (y latinoamericano) en Israel, adonde fue enviado para su misión diplomática por el presidente Perón, y allí estuvo hasta 1954.
El embajador había sido el jefe de la Organización Israelita Argentina (OIA), una agrupación judía argentina de muy buenas relaciones con Perón en su primera presidencia, y que apoyaría también su regreso en los ’70.
En los archivos argentinos se puede acceder a un discurso que el 3 de marzo de 1950 Perón pronunció ante la OIA. En el mensaje, el líder les recordó que «en el peronismo es bienvenido todo hombre de buena voluntad» y «que trabaja para la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo».
A Meir, que era ministra de Trabajo en ese momento, le interesaba la labor de Eva en favor de los obreros
La reunión de Eva y Golda Meir, la presencia de ministros judíos en el gabinete de gobierno y las ayudas enviadas a Israel son algunos de los elementos en la interminable polémica sobre la «verdadera» posición de Perón: ¿era admirador del fascismo? ¿Era antisemita?
Si se sigue buscando en los archivos tampoco hay dudas sobre la llegada al país de numerosos genocidas nazis, como Adolf Eichmann o Josef Mengele.
Para muchos analistas, Perón se tomó en serio su ideología de la «tercera posición» y no tuvo problemas en hacer vista gorda ante la llegada de esos carniceros, al tiempo que buscaba incluir a los judíos argentinos en su proyecto político.
Según el historiador israelí Raanan Rein, el interés de Perón por la colectividad judía de Argentina (una de las más grandes del mundo) «no se debió a un especial amor a la civilización hebrea sino a su esfuerzo para quitarse de encima cualquier sospecha de antisemitismo».
«Pese a lo que se suele pensar, él entendía que para el éxito de su plan de modernización e industrialización, debía acercarse a los Estados Unidos», señaló Rein.
«Y como creía en forma exagerada en la influencia de los judíos en Norteamérica, hizo todo lo posible para mejorar su imagen y cultivar buenos vínculos con Israel», concluyó el historiador.
«Me abracé con Eva Perón por la labor realizada a favor del estado de Israel», diría Golda
En ese complicado marco se dio la reunión de Eva con Golda, dos grandes mujeres que tenían muchos puntos en común.
«Evita es considerada una pionera, como Golda Meir, del levantamiento feminista y a pesar de que nunca pudo gobernar, su influencia nunca dejó de tener efecto», señaló un artículo de la revista argentina Nueva Sión sobre el encuentro de las dos grandes potencias políticas.
«Se sabe que en 1951 Golda Meir viajó a Argentina y Eva insistió mucho para que conociera las actividades de la Fundación», apuntó el artículo de Darío Brenman.
Golda, «que en ese momento era ministra de Trabajo, creyó que Eva hacía un buen trabajo desde ese lugar» (la fundación), y «de ese encuentro es la foto» de las dos mujeres.
Nueva Sión reproduce los párrafos de una autobiografía de Meir en la que se refiere a sus tres visitas a la Argentina, en 1951, 1958 y 1968.
«Me abracé con Eva Perón por la labor realizada a favor del estado de Israel», escribió Golda Meir.
«Argentina fue uno de los pocos países que brindaron ayuda humanitaria durante la guerra de la independencia» y, «hasta el día de hoy pueden verse en algunos kibutzim muebles, implementos agrícolas, frazadas y sábanas con el sello de la Fundación», concluyó.