El historiador israelí Yuval Harari ya había lanzado varias advertencias sobre la presunta amenaza de la inteligencia artificial (IA), pero ahora las reunió en forma de un libro de previsibles capacidades de bestseller en el que alerta: esta nueva tecnología será capaz, algún día, de crear nuevas armas sin que nos demos cuenta.
En Nexus: A Brief History of Information Networks from the Stone Age to AI, lanzado en español como Nexus: Una breve historia de las redes de la información desde la Edad de Piedra hasta la IA, Harari opina que a los humanos nos toma tiempo adaptar las nuevas tecnologías.
Y que, en el proceso, producimos desastres de grandes proporciones.
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Como ejemplo, el historiador nacido en 1976 en Kiryat Ata, en la zona de Haifa, en el norte de Israel, señaló las nuevas tecnologías que surgieron con la Revolución Industrial, a las que conectó, de manera un poco simplista, con la expansión del imperialismo.
A ese carro geopolítico histórico ya estaban subidos países como Gran Bretaña -donde estalló la Revolución Industrial- y se sumaron otras naciones como Estados Unidos, Japón o Bélgica.
La era de la industrialización imperialista
«Los pensadores imperialistas, los políticos y los partidos de esos países industriales -escribió Harari- afirmaban que la única sociedad industrial viable era un imperio«, conquistando territorios extranjeros para aseguarse materias primas y mercados para sus productos.
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Para Harari, el imperialismo es el gran culpable de las dos guerras mundiales del siglo XX, del nazismo y el estalinismo, y de la catástrofe ecológica que sufrió el planeta.
«Si ignoramos por un momento el daño progresivo al ecosistema, podemos consolarnos con la idea de que, con el tiempo, los humanos hemos aprendido a construir sociedades industriales más benévolas», aseguró Harari en su nuevo libro, partes del cual fueron adelantados por la prensa.
«Conquistas imperiales, guerras mundiales, genocidios y regímenes totalitarios fueron experimentos lamentables que enseñaron a los humanos cómo no hacerlo -prosiguió-. Podría afirmarse que a finales del siglo XX la humanidad lo hacía más o menos bien».
Sin embargo, Nexus enciende algunas luces de emergencia: para el historiador israelí, «el mensaje para el siglo XXI es desalentador».
«Si la humanidad necesitó que le enseñaran lecciones tan terribles para aprender a gestionar la energía del vapor y los telégrafos, ¿cuál será el coste de aprender a gestionar la IA?«, se preguntó el autor.
La inteligencia artificial «no es una herramienta»
La inteligencia artificial, aseveró Harari, «es potencialmente mucho más poderosa e ingobernable que las máquinas de vapor, los telégrafos y todas las tecnologías anteriores, porque es la primera tecnología de la historia que puede tomar decisiones y crear nuevas ideas por sí misma».
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En su aterrador mensaje, Harari promete que «la IA no es una herramienta» sino «un agente».
«Las ametralladoras y las bombas atómicas sustituyeron a los músculos humanos en el acto de matar, pero no pudieron sustituir a los cerebros humanos a la hora de decidir a quién matar», describió.
Harari advierte en su nuevo libro que la IA puede «inventar nuevas armas de destrucción masiva: desde bombas nucleares superpotentes hasta pandemias supermortales».
«Mientras que las imprentas y los aparatos de radio eran utensilios pasivos en manos humanas -razonó-, las IA ya se están convirtiendo en agentes activos que escapan a nuestro control y comprensión, y que pueden tomar iniciativas para moldear la sociedad, la cultura y la historia».
«Quizá con el tiempo encontremos formas de mantener las IA bajo control y desplegarlas en beneficio de la humanidad», apuntó el autor.
«Pero, ¿tendremos que pasar por otro ciclo de imperios globales, regímenes totalitarios y guerras mundiales para descubrir cómo utilizarlas de forma benévola?», se cuestionó en el libro.