Esta es la historia de una milenaria vasija hallada en el sur de Israel, y envuelta en un misterio que quizás nunca se pueda terminar de revelar.
La Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) anunció que el raro recipiente, tallado hace 6.000 años y encontrado en el 2020 cerca de Beer Sheva, en el Negev, ya fue restaurado y ahora será exhibido al público.
Voceros de la AAI dijeron que la vasija, del tipo conocido como amphoriskos (pequeña jarra), hecha de colmillo de elefante y fechada en el período Calcolítico, es una nueva prueba de las relaciones comerciales entre la tierra de Israel y Egipto hace seis milenios.
«Se trata de la primera vez que se encuentra en nuestra región una vasija de marfil del período Calcolítico», apuntaron los arqueólogos israelíes.
Cuando fue encontrada, añadieron, la milenaria vasija estaba «destrozada», pero fue llevada a los laboratorios de la AAI para someterse a un complejo proceso de restauración.
Según se informó, la pieza será presentado al público por primera vez esta semana en Jerusalén, en el marco de la conferencia anual de la Sociedad Prehistórica de Israel.
Hallados mientras se instalaba una tubería
El raro objeto, recordó la prensa israelí, fue descubierto en Horvat Raqiq, un sitio arqueológico cerca de Beer Sheva durante un trabajo de infraestructura para colocar una tubería de agua.
Pero allí se encontraron más que simples artefactos: también se descubrió, entre los sedimentos y el polvo acumulado durante siglos, un antiguo asentamiento con edificios subterráneos.
Durante los trabajos, uno de los arqueólogos descubrió el borde de una vasija de basalto, lo que motivó una investigación adicional. Así fue que se rescataron tres vasijas «imponentes», según describieron los expertos.
Dos recipientes estaban colocados uno dentro del otro, y el tercero servía de tapa. Cuando se quitó la placa superior, se descubrió que la inferior estaba llena de tierra, dentro de la cual yacían los pedazos destrozados de la vasija de marfil, un material raro y precioso.
Misteriosa e importante
«Por la forma en que estaban dispuestas las vasijas, se ve claramente que la de marfil, que ya se había roto en la antigüedad, fue enterrada de forma deliberada, lo que parece atestiguar la importancia que se le atribuía», explicó el doctor Ianir Milevski.
La vasija de marfil, añadió el investigador, mide 20 centímetros de ancho, es «magnífica y excepcional en su diseño».
Los recipientes habían sido colocados intencionalmente de una manera específica, con cuidadosa previsión. En los círculos académicos se acepta generalmente que los depósitos y entierros de estatuillas y vasijas rotas son parte de actividades ceremoniales de culto.
Según Milevski y el arqueólogo Avishai Levi-Hevroni, uno de los directores de la excavación, el hallazgo de los recipientes «profundiza nuestra comprensión del período Calcolítico y de los vínculos de intercambio de nuestra región con culturas vecinas y lejanas».
Un dato interesante, apuntaron, es que la vasija «está bien hecha y aprovecha al máximo el colmillo original, que era un material muy preciado».
En ese sentido, «revela el alto nivel de los artesanos», quienes «sabían tratar el marfil y también conocían la anatomía del elefante».
Lo que quedará rodeado de dudas es la razón por la cual alguien se tomó el trabajo, hace 6.000 años, de guardar cariñosamente los restos de una vasija rota.