«¿Cómo festejar el Pessah?», preguntaba el primer día de mayo de 1929, usando la fonética francesa para la gran fiesta judía, el periódico Adelante, de Tánger, en Marruecos. ¿La respuesta? Aportando a «la liberación de la tierra hebraica», en Israel.
Se estima que entre diez mil y doce mil judíos vivían hacia aquellos años en la bella ciudad marroquí sobre el Atlántico, frente al extremo sur de España y a menos de cien kilómetros de Gibraltar.
Habían empezado a llegar muchos siglos atrás. Según relata la investigadora Vanessa Paloma Elbaz, ya «a partir de 1391, los judíos comenzaron a huir del fervor católico que se extendía por la península» ibérica y que derivaría en la Inquisición y la expulsión de 1492.
De hecho, añade, ya se habían registrado «migraciones recientes anteriores a través del estrecho de Gibraltar durante la Edad Media europea», también «por motivos religiosos», en aquel caso de parte de las autoridades musulmanas.
En esa época, recuerda la experta, «muchas familias salieron de España rumbo a Marruecos, siendo el caso más famoso el de Maimónides, cuya familia se fue a Fez», unos 300 kilómetros al sur de Tánger.
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Desde siempre un cruce de culturas y civilizaciones, de los bereberes a los fenicios hasta las potencias europeas en los siglos XIX y XX, en 1923 la ciudad fue declarada «zona internacional» y quedó, precisamente, bajo control de las capitales coloniales del viejo continente.
Un renacimiento cultural
Aquella Tánger de principios del siglo pasado se convirtió así en un imán para diplomáticos y espías pero también para bohemios y escritores, como el estadounidense Paul Bowles (quien falleció en la ciudad marroquí en 1999), su compatriota Tennessee Williams y el argentino Roberto Arlt, quien escribió desde allí algunas de sus famosas aguafuertes.
Un artículo citado en la Jewish Virtual Library remarca que «la fase final de la historia de la comunidad (judía de Tánger) comenzó» en ese año clave de 1923. «En ese momento había 10.000 judíos viviendo allí» y «un renacimiento cultural comenzó con el sionismo como fuente», añade.
La nota de Adelante es, justamente, una buena muestra de eso. De este quincenal «independiente» se conserva una colección -de entre febrero de 1929 y enero de 1932- en la Biblioteca Nacional de Israel (BNI), que tiene su sede en Jerusalén.
A través del portal de la BNI se puede acceder a todos los artículos de Adelante de ese periodo, publicados en español y en francés. En su número siete, que costaba diez céntimos (de peseta), la portada estuvo dedicada al Pésaj de 1929, que se celebró entre el 24 de abril y el 1 de mayo.
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«Cada año vuelve a traer las mismas fiestas. Pero las mismas fiestas no se parecen cada año, pues las circunstancias les dan ineluctablemente, cada año, un sentido diferente», dice la nota firmada por Marcel Mirtil, presidente del Keren Kayemet LeIsrael (KKL, el Fondo Nacional Judío) de Francia.
«La pascua de la tierra»
«Os pedimos que Pessah, fiesta de la liberación del pueblo hebreo -sigue el texto en español-, sea para vosotros especialmente la fiesta de la liberación de la tierra hebraica, la pascua de la tierra, la celebración del rescate de nuestra Tierra vuelta a encontrar y del renacimiento de Nuestro Hogar nacional».
A los lectores de Adelante, Mirtil urgía: «Debéis dar todavía para la liberación de la tierra de Israel. Que los Templos donde vosotros iréis, fervientes, para Pessah, reciban vuestros preces y vuestros donativos, como acostumbráis».
«No cansaros de dar en el Templo» en esos días de plegarias de Pésaj en las sinagogas de Tánger, en especial para las alcancías del KKL, pedía el presidente del capítulo francés del Fondo Nacional Judío, organismo clave en la recuperación de tierras y reforestación en Israel.
Las varias páginas de avisos en Adelante son también testimonio de la vitalidad de la comunidad judía de Tánger en aquellos años. Se pueden ver publicidades de bares y cafés, de un cine, de un distribuidor de máquinas de escribir y agentes de exportación e importación.
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También artículos de asuntos sociales, comentarios sobre reuniones y eventos para las principales fiestas judías y suculentas cartas de lectores, en francés o en español.
Emigración y nueva luna de miel
Sin embargo, pocos años después, cuando se estableció el estado de Israel en 1948 y una oleada de furioso antisemitismo se agitó a través del mundo árabe, decenas de miles de judíos tuvieron que emigrar de la región, algunos más rápido que otros.
Actualmente se calcula que de los alrededor de 265.000 judíos que vivían en Marruecos en 1948 quedan apenas unos 2.300 a 3.000. Según la New York Travel Guide, unos sesenta de ellos residen en Tangier, aunque otras fuentes señalan que son cerca de 150.
La vida judía recibió un gran nuevo impulso a fines del 2020, cuando se anunció, en el marco del proceso de los Acuerdos de Abraham, la normalización de las relaciones entre Israel y Marruecos.
Ambos países están ahora disfrutando una especie de luna de miel con tratados económicos y militares. Quizás en algún momento se vuelva a editar el periódico Adelante, para publicar en Tánger noticias de Israel.