Investigadores de Israel, Alemania y Estados Unidos descubrieron en el sitio arqueológico de Tel Tsaf, en el valle del Jordán, restos de fibras de algodón de 7.000 años, las más antiguas en la región y entre las más antiguas del mundo.
Las fibras de algodón encontradas en Tel Tsaf son anteriores a la evidencia encontrada hasta ahora por varios cientos de años y probablemente llegaron al lugar desde la región del valle del Indo, actual Pakistán, desde una distancia de miles de kilómetros.
Tel Tsaf, dijo el profesor Danny Rosenberg, de la Universidad de Haifa, fue «una gran aldea del período Calcolítico que floreció durante el período de transición entre las pequeñas sociedades agrícolas y los grandes centros urbanos» en la región.
De hecho, el yacimiento arqueológico donde se levantaba la aldea es una continua fuente de sorpresas científicas, desde muestras del cultivo de higos y olivos, también hace 7.000 años, o el consumo de cerveza, más de siete milenios atrás.
«Sabíamos que sus habitantes -señaló Rosenberg- mantenían relaciones comerciales con regiones distantes como Egipto, Irak y Anatolia, pero ahora el círculo comercial se expandió aún más, hasta el valle del Indo, donde aparentemente el algodón fue domesticado por primera vez».
«Tsaf es un sitio con una asombrosa preservación de materiales orgánicos», aseguró el profesor israelí, quien trabajó junto a colegas de la Universidad de Arkansas y del Museo Estatal de Hannover.
Los humanos, recordaron los autores del reporte, probablemente desarrollaron textiles hace decenas de miles de años, usando plantas como el lino para crear las fibras para las telas.
Además del algodón, se hallaron fibras hechas de lino y lana
Sin embargo, dado que las telas y muchos otros materiales orgánicos tienden a descomponerse rápidamente en condiciones húmedas, en una parte significativa de los sitios arqueológicos en la zona de clima mediterráneo es raro encontrarlos.
Así es que la principal evidencia proviene de textos y pinturas o de las herramientas que aparentemente se usaron para producir las fibras y productos textiles.
Recientemente, sin embargo, se empezaron a utilizar nuevos métodos para detectar restos orgánicos, incluidas pruebas microscópicas y químicas que pueden no solo ubicar evidencia de plantas, sino también identificar si se trata de una fibra tejida a propósito y cuál es su origen vegetal.
Con estas tecnologías a disposición, los arqueólogos comienzan por identificar un lugar en la excavación que probablemente tenga restos orgánicos, como el interior de un recipiente de comida.
Luego, raspan con cuidado los desechos del interior del recipiente, los envuelven en papel de aluminio y los sellan en una bolsa de plástico para abrirla recién en el entorno estéril del laboratorio.
En este caso, los sedimentos fueron examinados en la Universidad de Stanford, en el estado norteamericano de California, aplicando un proceso llamado «análisis de micro-restos».
Los hallazgos indican «capacidades tecnológicas más desarrolladas de las que conocíamos»
La mayor parte de la evidencia encontrada a través de esos análisis resultó provenir de fibras de lino, pero también hallaron los restos que estaban hechos de algodón y de otras plantas e incluso de lana, aparentemente de oveja.
«Hasta ahora se aceptaba que el lino local era la planta a partir de la cual se fabricaban textiles en el antiguo Cercano Oriente hasta la aparición de la industria de la lana, miles de años después», recordó Rosenberg.
Pero estas nuevas evidencias, que incluso muestran que algunas de las fibras fueron teñidas, y «los estudios que hemos realizado en los últimos años sobre las herramientas utilizadas para producir textiles, desafían el concepto», aseveró el académico israelí.
Los hallazgos de Tel Tsaf, concluyó, indican «capacidades tecnológicas más desarrolladas que las que conocíamos» sobre los habitante de la aldea y centro de intercambio comercial.
En el futuro, adelantó, el equipo intentará extraer ADN de los restos de fibra de algodón para confirmar si es realmente originario de lo que hoy es Pakistán.