Expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) presentaron esta semana los resultados de una investigación que expuso decenas de inscripciones en las paredes de históricos sitios de Jerusalén
Entre los hallazgos, los arqueólogos destacaron un graffiti de hace 500 años, presumiblemente dejado por un caballero suizo en la Tumba de David, en el Monte Sión, en la capital israelí.
Se cree que el caballero, Adrian von Bubenberg, visitó la ciudad santa en 1466, cuando habría marcado su nombre, junto con el emblema de su familia, en un techo de piedra.
De todas maneras, los arqueólogos israelíes reconocieron que queda la duda de si fue el caballero suizo quien dejó el graffiti en la Tumba de David o si es obra de su hijo, que llevaba el mismo nombre.
«Su hijo Adrian también visitó Jerusalén, y no es posible determinar si el padre o el hijo escribieron su nombre en las paredes del complejo de la tumba», señalaron desde la AAI.
«Sin embargo -apuntaron-, la firma proporciona evidencia directa de la conexión entre la Suiza medieval y Jerusalén».
«El edificio sirvió como monasterio y albergue para los peregrinos occidentales, que dejaron su huella en las paredes», dijeron los líderes de la investigación de la AAI, Michael Chernin y Shai Halevi.
Los peregrinos buscaban «hacer contacto con la Jerusalén santificada»
Von Bubenberg padre fue conocido por su actuación en la batalla de Murten, de 1476 cerca de la ciudad de Berna, cuando los suizos vencieron al ejército de Borgoña dirigido por Carlos el Temerario.
Después de su muerte en 1479, y en agradecimiento por su protección, von Bubenberg fue enterrado en un lugar de honor en la Catedral de Berna. Una estatua del caballero adorna una de las plazas centrales de la capital suiza y muchas calles de las ciudades del país llevan su nombre.
El desciframiento de los grafitis ocultos, explicaron los expertos de la AAI, fue posible gracias a métodos tecnológicos avanzados desarrollados en Israel para el estudio de los textos hallados en el desierto de Judea, entre ellos los Rollos del Mar Muerto.
Utilizando fotografía multiespectral, con diferentes longitudes de onda invisibles para el ojo humano, esas tecnologías son capaces de sacar a luz inscripciones que se fueron borrando a lo largo de los años.
Así fue que más de cuarenta inscripciones, dejadas por peregrinos cristianos y musulmanes en varios idiomas, fueron descubiertas durante el proyecto de la agencia gubernamental israelí.
«Peregrinos y visitantes que buscaban hacer contacto con la Jerusalén santificada dejaron huellas que nuestro investigadores revelan y registran a diario», destacó el director de la AAI, Eli Eskosido.
«Todos estos restos contribuyen a la fascinante imagen» de una Jerusalén que «abarca religiones y culturas de todo el mundo», completó.