Expertos estadounidenses advirtieron que el documental que afirmó que Cristobal Colón no era genovés sino un judío de Valencia puede provocar todavía más antisemitismo al relacionar la supuesta religión del navegante con la «leyenda negra» de la conquista de las Américas.
Por su parte, especialistas de España, donde se difundió originalmente el documental, expresaron serias dudas sobre la metodología de la investigación que sostiene la afirmación de que Colón era judío, e incluso muy cercano a sus raíces.
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El documental Colón ADN. Su verdadero origen, emitido el 12 de octubre por el canal público español RTVE en ocasión del Día de la Raza, recogió una investigación de dos décadas llevada a cabo por el forense José Antonio Lorente en base a muestras de ADN del navegante y de su hijo Hernando.
«Tenemos ADN de Cristóbal Colón, muy parcial, pero suficiente» y «tenemos ADN de Hernando Colón, su hijo», dijo Lorente durante el documental.
Según el experto forense, «tanto en el cromosoma Y (masculino) como en el ADN mitocondrial (transmitido por la madre) de Hernando hay rasgos compatibles con el origen judío«.
Un reality show sobre Colón
La difusión del documental provocó una polvareda en los ambientes científicos. «El espectáculo alrededor de la supuesta procedencia de Cristóbal Colón ha generado estupefacción en la comunidad científica», resumió en ese sentido el diario El País.
Pero, según el periódico madrileño, «el protagonista absoluto del autodenominado thriller, el forense José Antonio Lorente, todavía no ha publicado ningún estudio científico que demuestre lo que sostiene».
Sarcástica, la crónica de El País apuntó que el documental fue «planteado como un programa de telerrealidad en el que Lorente va descartando a una serie de concursantes», en referencia a las teorías de que Colón era castellano, portugués, gallego o mallorquín.

El programa, dijo el diario, culminó «con una escena en la que solo queda una posibilidad, la sostenida por el arquitecto Francesc Albardaner, autor del libro La catalanitat de Colom«.
Citado por El País, el genetista Antonio Alonso dijo que, «desgraciadamente, desde el ámbito científico no se puede hacer valoración alguna tras el visionado del documental, ya que no se ofrece un mínimo dato de lo analizado».
«Mi conclusión es que el documental Colón ADN no muestra en ningún momento el ADN de Colón y los científicos no sabemos qué análisis se han hecho», disparó Alonso, ex director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses español.
Ciento cincuenta gramos de huesos molidos
Por su parte, el antropólogo forense Miguel Botella, de la Universidad de Granada, recordó que cuando tuvo la oportunidad de acceder a la caja que contienen los supuestos restos de Colón en la Catedral de Sevilla, «solo había 150 gramos de hueso en fragmentos», el más grande de apenas unos cuatro centímetros.
De todas maneras, y gracias a una hábil campaña de prensa de la RTVE, el titular de «Colón no era genovés sino un judío de Sevilla» dio la vuelta al mundo.
También se repitieron a través de los medios las declaraciones de Albardaner, según el cual «Colón era judío, judío de cultura, judío de religión, judío de nación aquí y sobre todo de corazón, porque este hombre rezuma judaísmo en sus escritos».
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Las pruebas de ADN sobre Colón «son muy interesantes y ayudan a esclarecer su biografía y la época en la que vivió», admitió Jonathan Ray, profesor de Estudios Judíos en la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos.

«Sin embargo, me gustaría hacer una salvedad: si bien indican que Colón tenía ascendencia judía, no indican que Colón practicara la religión», aseveró Ray, autor del libro Jewish Life in Medieval Spain: A New History (2023).
Hablando con la agencia estadounidense JNS, el académico fue todavía más allá, asegurando que no hay siquiera pruebas de que Colón haya sido criptojudío, aquellos que fingían haberse convertido al cristianismo para escapara a la Inquisición pero mantenían su fe judía en casa.
En todo caso, continuó, los datos y relatos de época parecerían indicar que Colón era un converso, o cristiano nuevo, un descendiente de judíos ibéricos que se convirtieron al cristianismo bajo presión durante el siglo que condujo a la expulsión de 1492.
Una historia que nunca muere
La de Colón judío es «una historia que nunca muere», aportó Ronnie Perelis, profesor de Estudios Sefaradíes en la Yeshiva University, en Nueva York.
«Durante más de un siglo, incluso cuando vivía, la gente ha estado obsesionada con los orígenes de Colón», a quien Perelis describió como «una figura fascinante, imperfecta y enigmática».
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Más allá de las disputas alrededor de la nacionalidad de Colón, y tal como se notó en las redes sociales después de la emisión del documental de la RTVE, su presunta condición judía fue «aprovechada» por organizaciones anti-israelíes y opinólogos antisemitas.
Es fácil ahora relacionar a los judíos con la «leyenda negra» del violento choque de culturas que se registró entre europeos y americanos originarios después de la llegada de Colón a las Antillas, en 1492.
Intelectuales de izquierda vienen señalando desde hace décadas la colonización de las Américas como un ejemplo perfecto de genocidio. Y los números de indígenas muertos tras la llegada de los conquistadores parecen darles la razón, al igual que incontables historias de masacres.
Desde la vereda de enfrente, en especial desde los sectores de la derecha española, aseguran que «la historiografía, sin embargo, ha demostrado que las epidemias provocaron mucha más muerte que el hierro de las espadas», como apuntó el portal El Español.
En cambio, apuntó la publicación, «la Leyenda Negra describe a los españoles como unos colonos salvajes que asesinaron a millones de indígenas en el Nuevo Mundo».
Una peligrosa actitud ahistórica
También entrevistado por JNS, el profesor Matt Goldish, profesor de Historia Judía en la Ohio State University, se declaró -precisamente- preocupado por una potencial ola de odio hacia los judíos en torno al anuncio sobre Colón.
«La actitud ahistórica de que Colón es el culpable de todo lo que hicieron los europeos en América es en sí misma muy problemática -dijo Goldish-. Si se analiza su biografía, se descubre que era muy cuidadoso con los nativos y que no era dueño de esclavos».
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Sin embargo, se utilizan a Colón «como punto de apoyo para echarle toda la culpa por los pecados de los europeos en las Américas», agregó Goldish.
«Una vez que Colón es el culpable de todo -completó el profesor norteamericano-, el antisemitismo se fusiona con las tendencias poscoloniales y posmodernas para crear una idea verdaderamente peligrosa».