La jornada para celebrar el omnipresente tentempié global coincide con el mes de nacimiento de John Montagu, conde de Sandwich, en Inglaterra.
Este político inglés nació en 1718 y ocupó varios cargos de gobierno, pero se hizo famoso por su «invento» culinario
Cuenta la leyenda que Montagu ordenó a su cocinero que le preparara un platillo listo para comer en la misma mesa en la que jugaba a las cartas, sin necesidad de cubiertos o complicada vajilla, para no tener que interrumpir las apasionantes partidas.
Como muchos platillos israelíes, el «sándwich nacional» tiene origen inmigrante
Por supuesto que el concepto del emparedado es más antiguo que Montagu y conoce variedades en todo el mundo, no solamente en la parte occidental del planeta, donde es reverenciado.
Uno de esos antiguos bocadillos, el sabij, que trajeron consigo los inmigrantes que llegaron a Israel en los años ’40 y ’50 desde Irak, es considerado por muchos expertos el «sándwich nacional», incluso por encima del que se prepara con falafel o shwarma.
En su versión clásica, el sabij es un sándwich hecho en pita o laffa (un pan plano horneado), relleno de berenjena frita, hummus, ensaladas y huevo duro, cubierto con tahina y amba (un encurtido picante hecho de mango).
Se trata de «una mezcla intrigante y deliciosa de texturas y sabores» que combinan «el sabor del amba y la dulzura de la berenjena frita» con el «crujido de las ensaladas israelíes frescas», lo describe la periodista culinaria Devra Ferst.
Y si bien la mayoría de la comunidad iraquí de Israel emigró poco antes o poco después de la creación del estado, en 1948, fue recién en 1961 que se abrió el primer local de venta al público de sabij, en Ramat Gan, en la periferia de Tel Aviv.
¿Las claves para preparar un buen sabij? Mucho amor y paciencia
Ese fue el momento de la «presentación en sociedad» del que sería coronado luego como el «sándwich nacional» israelí.
La revista online especializada TasteAtlas lo ubica en el podio de los tres mejores sandwiches israelíes, junto al bagel tostado y el «Jerusalem mixed grill».
El sabij, destaca, «a menudo se come como refrigerio o desayuno» en Shabat, y «se puede comprar en muchos puestos callejeros» y pequeños restaurantes en todo el país.
Uno de esos locales es el famoso Sabij de la calle Tchernichovsky, en Tel Aviv. Allí, sus dueños explican la clave para preparar un sandwich perfecto: «un buen sabij se hace con mucha diversión».
El secreto, revelan, es lidiar con la pita y los ingredientes «con mucha paciencia» y con «amor por toda su pequeñez».