Hace pocas semanas se cumplió el décimo aniversario de la publicación original en hebreo de Una breve historia de la humanidad, de Yuval Noah Harari, el mismo que ahora se consigue en decenas de idiomas y convirtió al profesor israelí en el «pensador más influyente del mundo».
¿O no?
En tan pocos años, el historiador de la Universidad Hebrea de Jerusalén vendió más de 40 millones de ejemplares de sus obras en cerca de sesenta y cinco idiomas, y el fenómeno no parece querer detenerse: se estima que Harari cobra unos 200.000 dólares para dar una conferencia.
Sin embargo, con semejante fama llegó también gran atención sobre lo que escribe este israelí nacido en Kiryat Atta, cerca de Haifa, en el norte de Israel, el 24 de febrero de 1976.
Especialistas en varios de los terrenos sobre los que sobrevuela el pensamiento de Harari vienen señalando que sus libros contienen numerosos errores y hasta lo acusan de ser un «populista de la ciencia».
Todo comenzó en noviembre del 2011, cuando la editorial israelí Dvir imprimió y lanzó una serie de conferencias dictadas por Harari en la Universidad Hebrea de Jerusalén, en tiempos en los que todavía no cobraba en dólares por esas charlas.
El «pecado original»
Las clases habían sido parte del curso de «Introducción a la Historia Mundial» para una licenciatura en la universidad. En un primer momento, las lecciones estaban a cargo de más de diez profesores diferentes, cada uno en su campo de especialización.
Con el paso de los años, Harari comenzó a impartir el curso completo, «cometiendo» el «pecado original» que es ahora el argumento de muchos de sus críticos: abarcar demasiado.
De cualquier manera, su forma de ver la historia de la humanidad cautivó al mundo, comenzando por los israelíes: para principios del 2015, el libro seguía en la prestigiosa lista de los más vendidos del diario Haaretz.
La tesis principal de aquella obra es que, en el marco de la evolución de nuestra especie, el Homo sapiens pudo imponerse por su tendencia a colaborar entre grandes números de individuos y por su capacidad para generar ideas de intangibles como dioses o el valor del dinero.
Se trata de conceptos que no son del todo novedosos, pero aquel «oscuro» profesor israelí lo supo «empaquetar» con sagacidad. Harari escribió que, al fin y al cabo, todas las estructuras que sostienen las sociedades humanas se basan en alguna «ficción».
¿Cómo es eso? La religión cree en dioses incomprobables, afirma el autor, las leyes en una moral que se basa en convenciones y el dinero en valores discutibles e invisibles. Por no hablar del amor y la felicidad.
Un pensador Made in Israel: innovador
Un verdadero audaz innovador estilo israelí, Harari vio cómo su libro explotó a nivel mundial gracias a su traducción al inglés, publicada en en el 2014 en Gran Bretaña por Harvill Secker y en Canadá por Signal.
En otra gran maniobra de marketing, al libro se le agregó una palabra clave en el título y pasó a llamarse Sapiens: A Brief History of Humankind (Sapiens. Breve historia de la humanidad).
A la editorial Debate, que lo lanzó en español -también en el 2014-, le pareció que todavía quedaba corto y lo rebautizó Sapiens. De animales a dioses: Breve historia de la humanidad.
Justamente desde España, a principios de noviembre último, el diario El País comentaba el cumpleaños del libro con un título que resume las polémicas alrededor del israelí: «Diez años de ‘Sapiens’: ¿divulgación científica o populismo?».
«En el décimo aniversario de este fenómeno sin precedentes, que convirtió a su autor en intelectual global, existe una duda razonable sobre el rigor del ensayo firmado por Yuval Noah Harari», apuntaba el periódico madrileño.
Después de repasar críticas y logros del profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el autor del comentario en El País, Javier Sampedro, recomendó a sus lectores: «lea Sapiens si no lo ha hecho ya».
¿Un populista de la ciencia?
La editorial Debate, destacó, «ha sacado una cuidada edición especial por el décimo aniversario, que incluye un nuevo prefacio y un nuevo epílogo, ambos del autor».
Se trata, advirtió Sampedro, de «un libro muy entretenido: solo tenga la precaución de recordar que no es un libro de ciencia, sino un relato».
Por su parte, en el último día del 2023, el diario argentino La Nación también aportó una reseña de los diez años de Sapiens. Primero repasó las críticas, como las de Darshana Narayanan, doctora en neurociencias en Princeton y directora de Investigación en Psymetrics.
«Harari es lo que yo llamo un ‘populista de la ciencia’ -dijo Narayanan-. Sus narraciones están en gran parte limpias de todo matiz de duda, lo que le da un falso aire de autoridad, y hace que su mensaje sea aún más convincente».
Narayanan, quien «descubrió decenas de errores en el texto original», según remarcó el periódico de Buenos Aires, especuló que, al tratarse de una «obra tan amplia que abarca tantas disciplinas, pudo tener un recorrido tranquilo sin someterse a la revisión de pares de cada ciencia, porque ningún académico la consideraba como propia».
Luego, el autor del artículo, Sebastián Campanario, recurrió a un historiador argentino, Roy Hora, que salió al rescate del israelí (también conocido como el pensador más influyente del mundo).
Con el visto bueno de Obama
El ex presidente estadounidense Barack Obama, quien «le dio mucha prensa a Harari, afirma con razón que el atractivo de un libro como Sapiens está asociado al hecho de que mira la historia humana ‘desde 40.000 pies de distancia'», arrancó Hora.
Desde esa altura, «nos ofrece una narrativa que nos permite orientarnos en un presente dominado por la confusión y la incertidumbre», agregó el investigador del Conicet argentino y profesor de la Universidad de San Andrés.
Harari, siguió el académico argentino, «seduce al lector porque es un faro en una oscura noche de tormenta, una guía para ordenar el caos que nos rodea». Y Obama «lo celebra como un estudio interesante y provocativo, aunque no necesariamente ‘verdadero'».
«Al margen de las críticas que pueda merecernos el escaso rigor de Harari y su falta de escrúpulos al momento de reemplazar rigor con imaginación, reivindicó el género ‘mirada con telescopio'», continuó Hora.
«Nos obliga -completó- a pensar en los grandes procesos, nos invita a dejar de lado el provincianismo intelectual, nos desafía en nuestro confort de dominio de qué pasa en el metro cuadrado al que dedicamos nuestros afanes».
Nada mal para un joven profesor Made in Israel a quien, antes del 2011, «nadie quería entrevistar» y ahora es asesor de lujo de líderes globales y grandes empresarios. Y «pensador influyente».