Es la lengua judeoespañola que floreció en la península ibérica antes de la expulsión dictada por los Reyes Católicos. Recientemente recibió un fuerte reconocimiento global gracias a una serie de Netflix. Pero, ¿está el idioma ladino en peligro de extinción?
Así lo entiende el autor de un extenso reportaje publicado en el diario español El Confidencial en ocasión de la llegada de Pésaj. «Hay grupos de hablantes de ladino en Bulgaria, Grecia, Marruecos y Bosnia, pero la mayoría están en Israel y Turquía», recordó el portal con base en Madrid.
Sin embargo, «en la actualidad, está en riesgo de extinción», alertó el periodista Ferran Barber.
Entrevistada por El Confidencial, la profesora Tania María García Arevalo recordó que, según la Real Academia Española (RAE), los hablantes de ladino serían unos 500.000 alrededor del mundo, aunque «otras fuentes más conservadoras sugieren que en torno a 130.000».
Al presentar este grupo, añadió García Arévalo, que es profesora de lengua y literatura del área de estudios hebreos y arameos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, «nos referimos a gente que tiene el ladino como lengua madre».
«Un serio riesgo»
«En todo caso -reconoció-, lo relevante aquí es que se halla en serio riesgo de extinción».
De todas las regiones o países donde todavía se usa de manera cotidiana, continuó el portal, la comunidad en Turquía «es, en realidad, la única que existe fuera de Israel que aún mantiene un número de hablantes no residual».
Son «menos de 20.000, aunque muchos son ancianos porque se ha roto la cadena de transmisión de madre a hijo que logró mantener la lengua viva durante más de 531 años».
García Arévalo apuntó que, entre los hablantes turcos de ladino, «la gente joven tiene alguna noción porque lo escuchó de sus abuelos, pero si lo conoce, no lo usa, porque no es la lengua común de intercambio».
«No es algo que puedan utilizar en la calle con sus amigos -dijo la profesora-. Muchos prefieren hoy estudiar español, hebreo» o turco.
El periodista de El Confidencial entrevistó también a Yuri Sasson, un judío nacido en México, residente en Málaga desde hace veinte años y cuya familia es originaria de Turquía.
Sasson, cuenta el artículo, dirige la fundación La Kaza Muestra, dedicada a la preservación del ladino y la cultura sefardí. Sus abuelos y abuelas llegaron a México desde la ciudad turca de Esmirna y desde Bulgaria escapando de la violencia que traía la Primera Guerra Mundial.
Una ayudita de un éxito televisivo israelí
«Cuanto más investigo más encuentro las huellas de nuestra cultura, tanto en el teatro como en el lenguaje» de Turquía, afirmó Sasson, quien explicó que, en ese país, eran «las mujeres las que transmitían el ladino».
«De hecho, es que no hablaban otra lengua -señaló el investigador-: dependiendo de la zona donde estaban, los hombres aprendían el turco, el árabe o el griego para poder trabajar».
En la actualidad, y a pesar del riesgo de extinción, «hay que decir que hay un interesante movimiento de renacimiento del judeoespañol en todo el mundo», se entusiasma Sasson. «Nosotros mismos, nuestra fundación, ha publicado libros» y patrocina otras publicaciones, completó.
Junto a estos esfuerzos, un éxito de la televisión israelí, «Miss Jerusalén», cuyos protagonistas hablan en judeoespañol, ayudó a generar una nueva ola de interés por el idioma ladino.
Y, además, la Biblioteca Nacional de Israel tiene en marcha una sección especial dedicada a este lenguaje.