Los descendientes de una rica familia judía de Praga podrán finalmente recuperar el manuscrito de Beethoven que sus antepasados debieron dejar atrás ante el avance de los nazis y el Holocausto.
Se trata de la partitura original del cuarto movimiento del Cuarteto de Cuerdas en B-bemol Mayor, Op. 130, que el gigante de la música clásico compuso entre 1825 y 1826.
Ahora, el manuscrito pasará a las manos de los herederos de la familia Petschek, que era una de las más ricas de Checoslovaquia.
Los Petschek eran originarios de la ciudad de Kolin, el «Jerusalén checo», y se habían convertido en magnates del carbón y la actividad bancaria.
Sin embargo, todo cambió en 1938 con la llegada de las tropas invasoras de Alemania. La riqueza de los Petschek ya estaba en la mira de la Gestapo, que comenzó a confiscar sus bienes.
Cuando llegó el turno de la famosa partitura de Beethoven, los nazis pidieron a un experto del Museo de Moravia, de la ciudad de Brno, que confirmaran si se trataba del manuscrito verdadero.
Aquel experto, relató la actual vocera del museo, Simona Sindelárová, dijo que no era el original, en un intento por salvarlo de las expropiaciones nazis, quienes enviaban a Berlín las riquezas artísticas que robaban a su paso por Europa.
«Es uno de los artículos más preciados en nuestras colecciones y lamentamos perderlo, pero pertenece a la familia Petschek»
Los dueños del manuscrito intentaron sacarlo del país por correo en 1939, pero no lo lograron. Los invasores alemanes permitieron que la partitura quedase en el museo, adonde finalmente permaneció durante más de ocho décadas.
La familia de los magnates judíos del carbón, que se había instalado en Estados Unidos, probó sin éxito recuperar algunos de sus bienes, entre ellos el manuscrito de Beethoven.
Después de la guerra, Checoslovaquia terminó del otro lado de la cortina de hierro y todos los inmuebles y empresas de los Petschek fueron confiscados por las autoridades comunistas, incluyendo varios palacios que todavía hoy son destacados puntos arquitectónicos de Praga.
La nuevas leyes de restitución de bienes robados durante el Holocausto permitieron que, al menos, los herederos puedan volver a poseer la partitura del genio alemán.
«Es uno de los artículos más preciados en nuestras colecciones y lamentamos perderlo, pero pertenece legítimamente a la familia Petschek», dijo Sindelárová.
La copresidenta de la Comisión para el Arte Saqueado en Europa, Anne Webber, afirmó que a pesar de que 47 países acordaron en el 2009 tratar de resolver los robos de la era del Holocausto, «la restitución de las obras de arte saqueadas a menudo parece estar tan lejos como siempre».
Citada por la agencia Associated Press, Webber apuntó que «alrededor del 90 por ciento de todas las obras de arte que las familias buscan hoy no ha sido encontrado ni devuelto».