Un libro de un reconocido profesor argentino, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, nos recuerda que, aunque muchas veces así lo parezca, el antisemitismo no nació con el nazismo.
Fue un viaje a Israel lo que, asegura, le cambió la vida en muchos sentidos. Tanto que dedicó varios años a escribir un libro, Los judíos: Vida, pasión y Shoá.
Juan Antonio Travieso, profesor titular de Derechos Humanos y Garantías y de Derecho Internacional Público en la universidad argentina, contó que fue la visita a Yad Vashem, el museo que recuerda la memoria de las víctimas del Holocausto, lo que más lo marcó de aquella estadía en Jerusalén.
El libro, explicó, es el resultado de un «proceso personal» que comenzó en la capital israelí -mientras tomaba los cursos del museo y, en los recreos, admiraba el Monte de los Olivos-, y lo llevó a adentrarse en los trágicos pliegues de la historia del antisemitismo. Y del nazismo, en particular.
Los capítulos de la obra de Travieso, comentó por ejemplo el presidente de la DAIA, la asociación que nuclea a las organizaciones judías de la Argentina, Jorge Knoblovits, se recorre el «sinuoso camino de contradicciones» detrás del flagelo del antisemitismo.
«En Jerusalén -afirmó Travieso- me asombró la calidad académica de Yad Vashem»
También «se animó a aclarar de muy acertada manera que el nazismo no fue el único antisemitismo que nos plantea la historia judía y de la humanidad», señaló por su lado Ariel Gelblung, el director del capítulo para América Latina del Centro Simon Wiesenthal.
Los judíos: Vida, pasión y Shoá de Travieso, que es el director académico del Observatorio sobre la Lucha contra el Antisemitismo de la Facultad de Derecho de la UBA, fue lanzado en Buenos Aires en el 2023 por la editorial Claridad.
Y aquí les compartimos la entrevista sobre la historia del antisemitismo que el profesor argentino mantuvo con IsraelEconómico:
– ¿Qué lo llevó a escribir el libro? ¿Cómo fue el proceso, que usted señala fue de veinte años?
– El libro «Los judíos: Vida, pasión y Shoá» es el resultado de un proceso personal que se inició con el cambio de siglo, cuando obtuve una beca de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para estudiar en Israel.
Soy profesor titular de Derechos Humanos y Garantías y de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la UBA y en ese carácter viaje a Israel, más precisamente a Jerusalén.
En Jerusalén se produjo mi asombro ante la calidad académica de Yad Vashem. Los cursos, que duraron más de un mes en carácter presencial, me impactaron de manera intensa. Clase tras clase iba creciendo en lo personal y en los recreos se presentaba ante mí el Monte de los Olivos. Allí complete unos apuntes de más de 200 páginas que reflejan la emoción y los recuerdos imborrables que me dejaron los profesores.
«No hay que bajar los brazos»
– En su libro se refiere ampliamente al antisemitismo, trazando una historia que se remonta por siglos. ¿Cuál es su mirada sobre el actual auge de ese fenómeno?
– El desarrollo y crecimiento del antisemitismo requiere una lucha sin cuartel. En ese sentido, no hay que bajar los brazos y por ello hemos creado en el ámbito de la Facultad de Derecho de la UBA un Observatorio para la Lucha contra el Antisemitismo.
Destaco, en ese sentido, la reacción positiva de los jóvenes estudiantes, que están empeñados en poner su voluntad y pasión en este frente. Hay mucho para hacer y en eso estamos.
– ¿Por qué arranca su estudio sobre el antisemitismo a partir de los tiempos bíblicos?
– El pueblo judío es el único que tiene una historia completa escrita. La Biblia es un documento indispensable para comprender la cosmovisión judía, el pasado, el presente y el futuro de la comunidad.
– ¿Cuál es su relación con el estado de Israel? ¿Cómo cree que cambió la historia de los judios desde 1948?
– La relación es intelectual personal y emocional. Con el estado de Israel, se materializa en amigos con los que compartimos la vida, la pasión por la cultura israelí y sus luchas.
«El nazismo y la Shoá fueron un desastre universal»
Por otro lado, sin dudas la historia de los judíos cambió radicalmente desde 1948, porque el nazismo y la Shoá fueron un desastre universal que desde los juicios de Nuremberg empezó a salir a la luz mientras los muertos y la desolación se abrían de par en par en los campos de concentración y de exterminio.
En 1948, las lágrimas aún permanecían en los ojos de toda la comunidad internacional y en el centro de la sensibilidad universal.
– Finalmente, ¿cuál es su opinión sobre un país que vive entre las marcas de la antigüedad y la más avanzada modernidad?
– En Israel estuve solo una vez, pero mantengo un contacto constante con amigos y condiscípulos desde hace mucho tiempo. Y de allí recuerdo especialmente la pasión, el componente más auténtico de una sociedad que cabalga entre el pasado, el dolor, la tragedia, pero también con el desarrollo tecnológico y la fe de vida que todos transmiten.
En el país -completó el profesor argentino experto en el tema del antisemitismo-, los avances tecnológicos y de Inteligencia Artificial se desarrollan en Jerusalén y en el Silicon Valley de Tel Aviv: una adecuada combinación del pasado bíblico y el futuro que nos alcanzará mañana.