Un grupo de arqueólogos encontró en el norte de Israel una cueva ritual de hace 35.000 años, que representa la primera evidencia en el Levante mediterráneo (y entre las primeras en el mundo) de culto comunitario y ceremonias religiosas.
El raro complejo ritual prehistórico fue descubierto en las profundidades más oscuras de la cueva de Manot, en la Galilea Occidental.
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Se encuentra rodeado naturalmente por impresionantes estalactitas que crean una entrada distintiva al sitio y cuenta con una roca «única e impresionante» con grabados geométricos que se asemejan a un caparazón de tortuga, señalaron los investigadores.
Los detalles del descubrimiento, realizado por un equipo liderado por el doctor Omry Barzilai, de la Universidad de Haifa y la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), y los profesores Ofer Marder (Universidad Ben-Gurion) y Israel Hershkovitz (Universidad de Tel Aviv) fueron publicados en la revista PNAS.
Una ventana al pasado prehistórico
Este raro descubrimiento, dijo Barzilai, permite asomarse al mundo espiritual de los grupos de cazadores-recolectores del Paleolítico que vivieron en la región hace aproximadamente 35.000 años.
La roca grabada, destacó el investigador, fue colocada deliberadamente en un nicho en la parte más profunda y oscura de la cueva.
Y el diseño del caparazón de tortuga, tallado en un objeto tridimensional, «indica que pudo haber representado un tótem o una figura mitológica o espiritual», añadió.
Según los expertos, la ubicación especial de estos elementos, lejos de las áreas de actividad diaria cerca de la entrada de la cueva, sugiere que era en efecto un espacio de culto.
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«En particular, hay cuevas prehistóricas en Europa occidental, con hallazgos similares, que atestiguan que estos lugares tenían una importancia simbólica y servían para actividades rituales y comunitarias», apuntó Barzilai.
La cueva es conocida por sus impresionantes estalactitas y restos de varias culturas prehistóricas del período Paleolítico Superior. Entre sus descubrimientos notables se encuentra un cráneo de 55.000 años, el fósil humano moderno más antiguo encontrado fuera de África.
Fuego y acústica
Durante sus labores, los arqueólogos descubrieron restos de ceniza cerca de la roca grabada, lo que confirma el uso del fuego para iluminar el espacio ritual, probablemente con antorchas.
Además, una serie de pruebas reveló que el complejo cuenta con una acústica natural mejorada, lo que podría haber creado una experiencia auditiva única para actividades comunitarias como la oración, el canto y la danza ritual.
Se trata, dijo Hershkovitz, de un «descubrimiento sin precedentes de un espacio con ‘equipo audiovisual’, centrado en un objeto ritual (la tortuga), que constituye la primera evidencia de rituales comunales en el Levante».
El establecimiento de centros rituales, recordó el experto, fue «un elemento central en el desarrollo y la institucionalización de la identidad colectiva, una etapa necesaria en la transición de pequeños grupos aislados de cazadores-recolectores basados en lazos de sangre a sociedades grandes y complejas».
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También como parte de la investigación, se realizó un mapeo fotográfico en 3D de la caverna. «Encontramos una clara separación entre el complejo ritual y las áreas de actividad regular en la entrada» de la cueva, destacó Alexander Wigman, de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Esa observación, apuntó, «refuerza la hipótesis sobre la importancia del complejo y la necesidad de diferenciarlo de las áreas donde se desarrollaba la actividad diaria» del grupo de cazadores-recolectores.