Por Ofir Winter *
Después de cinco guerras a lo largo de tres décadas, Egipto e Israel firmaron un histórico acuerdo de paz en marzo de 1979. Marcó el primer tratado de este tipo entre un país árabe e Israel.
Desde entonces, cinco países árabes más -Jordania, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Marruecos y Sudán- firmaron la paz con Israel. Se considera que el acuerdo de paz y sus consecuencias cambiaron para mejor la historia del conflicto árabe-israelí.
Jerusalén y El Cairo tenían diversas motivaciones para elegir la paz en lugar del conflicto. Israel quería asegurar su frontera sur y neutralizar al país árabe más grande y poderoso de la región.
Egipto quería restaurar su soberanía sobre la península del Sinaí, que perdió en la Guerra de los Seis Días de 1967. También quería redirigir recursos del gasto militar para fortalecer su economía. Y quería fortalecer sus vínculos con Estados Unidos, estando en paz con su aliado, Israel.
La posición internacional de Egipto
La paz con Israel contribuye a la posición regional e internacional de Egipto. Lo posiciona como un actor estabilizador positivo en la política de Medio Oriente y como un mediador entre Israel y los palestinos.
Aunque denominado «paz fría», el acuerdo otorga a ambos países cooperación diplomática y militar. También impulsa el turismo entre ellos (principalmente desde Israel hasta el sur del Sinaí) y permite un modesto comercio mutuo.
En el 2018, los dos países firmaron un acuerdo para las exportaciones de gas israelí a Egipto durante diez años, por un valor de 15.000 millones de dólares. A esto siguió el establecimiento del Foro del Gas del Mediterráneo Oriental en El Cairo con otros socios regionales.
Las exportaciones de gas de Israel son cruciales para la economía de Egipto. También apoyan su aspiración de convertirse en un centro energético regional.
¿Qué desafíos ha enfrentado el tratado?
Durante la era del presidente Hosni Mubarak (1981-2011), ambos países vivieron varias crisis, como las destituciones de los embajadores egipcios en protesta contra las políticas israelíes tras la Primera Guerra del Líbano (1982-1986) y en medio de la segunda intifada palestina (2000-2005).
El ataque a la embajada de Israel en El Cairo por parte de manifestantes locales en setiembre del 2011, tras un incidente terrorista en la frontera egipcio-israelí que causó la muerte de ocho israelíes y tres egipcios, también dejó un impacto negativo duradero en sus relaciones.
Desde entonces, la embajada de Israel abandonó su anterior residencia permanente y opera a escala reducida y con un perfil más bajo.
De todas maneras, las crisis pasadas no llegaron al punto de suspender el acuerdo de paz. El Cairo todavía lo considera como un activo importante que sirve a sus intereses fundamentales, incluyendo su relación estratégica con Estados Unidos.
Los lazos con Washington le proporcionan una ayuda militar y económica anual de más de mil millones de dólares.
Egipto también se beneficia de la cooperación de inteligencia con Israel en la lucha contra el terrorismo en el Sinaí. Además, los dos países tienen varias colaboraciones económicas por valor de miles de millones.
El conflicto de Gaza y el acuerdo de paz
Desde el estallido de la guerra en Gaza tras el ataque terrorista de Hamas contra Israel el 7 de octubre del 2023, Egipto sistemáticamente declaró que el desplazamiento temporal o permanente de residentes del enclave palestino a su territorio, ya sea intencional o no, está fuera de discusión.
Las únicas excepciones son casos humanitarios limitados, como la admisión de personas heridas para recibir tratamiento médico.
Acoger a refugiados de Gaza podría afectar la economía egipcia. También podría facilitar la infiltración islamista y jihadista en el país y provocar problemas de seguridad interna, complicando aún más la situación fronteriza entre Israel y Egipto.
Incluso antes de la guerra actual, Egipto había estado preocupado durante mucho tiempo por supuestos complots israelíes para resolver la cuestión de Gaza a sus expensas.
Esas preocupaciones se han visto exacerbadas por declaraciones recientes de políticos israelíes de derecha que fueron interpretadas erróneamente como un reflejo de la política oficial israelí.
La letra del acuerdo militar
Y Egipto teme que Hamas y otros grupos islamistas puedan desafiar su soberanía en pos de su propia agenda.
Otra preocupación de El Cairo se relaciona con la posible violación israelí de sus acuerdos de desmilitarización. Según el apéndice militar del acuerdo de paz de 1979, las zonas C y D cercanas a la frontera están sujetas a desmilitarización.
Cualquier cambio temporal o permanente requiere coordinación mutua. En caso de que Israel emprenda operaciones militares en Rafah que involucren a más de los cuatro batallones permitidos según el apéndice, Egipto podría alegar un incumplimiento del acuerdo.
Un mecanismo de coordinación militar entre las fuerzas de defensa israelíes y egipcias supervisa los compromisos de las partes en el acuerdo de paz. Trabajan para resolver disputas y prevenir escaladas.
Las tensiones actuales coinciden con una crisis económica en Egipto y protestas políticas en Israel, que socavan la legitimidad de ambos gobiernos.
Esta situación empuja a ambas partes a adoptar un enfoque más populista, lo que podría desviar la atención de las críticas internas hacia las amenazas externas. Además, Egipto tiene cuidado de no ser percibido por el público local y árabe como colaborador de Israel contra los palestinos.
El frente saudita
Una atmósfera semejante, en la que los políticos priorizan las consideraciones de la opinión pública de corto plazo sobre los intereses de largo plazo, podría agravar el problema.
Incluso en medio de las tensiones derivadas de la guerra en Gaza, Egipto no tiene intención de derogar su tratado de paz con Israel. El ministro de Asuntos Exteriores egipcio reafirmó el compromiso de El Cairo con el acuerdo.
Sin embargo, Egipto aún puede tomar medidas adicionales para expresar su protesta hacia Israel. Entre ellas se incluye retirar al embajador egipcio de Tel Aviv, antes de recurrir a acciones más severas como suspender el tratado de paz o algunos de sus aspectos, que podrían ser perjudiciales para ambas partes.
Por último, el ataque de Hamas del 7/10 ya paralizó el proceso de normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita. Socavar las delicadas relaciones entre Israel y Egipto podría otorgarle al grupo terrorista palestino otro logro político estratégico.
Es de interés tanto para Israel como para Egipto, así como para la comunidad internacional en general, evitar tal resultado y garantizar otros 45 años de paz estable entre las dos naciones.
* Investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, Universidad de Tel Aviv / Publicado originalmente en The Conversation.