Investigadores de Israel y de Estados Unidos aseguraron tener una explicación científica para el milagro divino que Moisés ejerció mientras los israelitas escapaban de Egipto y que permitió la apertura de las aguas del Mar Rojo.
Según la Biblia, el líder de los israelitas siguió la orden de Dios y apoyó su bastón sobre la superficie del Mar Rojo, cuyas aguas se abrieron y permitieron el paso a pie de los esclavos que salían hacia la Tierra Prometida.
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Una vez que los israelitas llegaron a la otra costa, las aguas se volvieron a cerrar y ahogaron a los soldados egipcios que, con sus letales carros de guerra, perseguían a los esclavos.
Unos 3.500 años después, un reporte del diario británico Daily Mail afirmó que no fue Dios quien ayudó a los esclavos que escapaban del faraón, sino que «una combinación de clima salvaje y geología afortunada puede explicar cada detalle del relato bíblico».
Modelos desarrollados por computadoras «muestran que un fuerte viento de 100 km/h que soplara en la dirección correcta podría abrir un canal de cinco kilómetros de ancho en el agua», siguió el informe.
«Y, cuando esos vientos se calmaron, las aguas habrían retrocedido con la velocidad de un tsunami para tragarse a los egipcios que perseguían» a los israelitas.
¿Aqaba o el golfo de Suez?
Consultado por el diario, el oceanógrafo Carl Drews, del National Center for Atmospheric Research estadounidense, dijo que el cruce «es un fenómeno sobrenatural que incorpora un componente natural: el milagro de estar en el lugar adecuado en el momento indicado».
El reporte del Daily Mail dijo que, teniendo en cuenta el relato tradicional, el cruce se produjo en el golfo de Aqaba, una de las zonas más anchas y profundas del mar Rojo.

Pero 900 metros hondo en promedio y su fondo profundo e irregular, cruzar esa parte a pie «sería casi imposible incluso con la ayuda del poder divino», aseveró el periódico londinense.
«Afortunadamente, aunque separar una masa de agua tan grande sería milagroso, las investigaciones arqueológicas modernas sugieren una ubicación diferente», continuó el informe.
Siempre según los científicos consultados por el Daily Mail, se trata del golfo de Suez, una larga y estrecha masa de agua que constituye el brazo noroccidental del mar Rojo y que separa la parte principal de Egipto, al oeste, de la península del Sinaí, al este.
«Lo que es más importante -destacó el diario-, el Golfo de Suez tiene una profundidad media de tan solo 20 a 30 metros y su fondo es relativamente plano, lo que hace que cruzarlo sea mucho más plausible».
Llegan los vientos
Con el escenario correcto, solo faltaría el detalle del viento. Hablando con el Daily Mail, el profesor Nathan Paldor, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, reconoció que, «cuando un viento fuerte sopla hacia el sur desde la cabecera del golfo durante aproximadamente un día, el agua es empujada y se expone el fondo».
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Los cálculos de Paldor sugieren que un viento que soplara entre 65 y 70 kilómetros por hora desde el noroeste «podría haber abierto un camino para los israelitas», remarcó el medio británico.
«Un viento así que hubiera soplado durante una noche entera podría empujar las aguas hacia atrás hasta una milla, bajando el nivel del mar unos tres metros y permitiendo a los israelitas cruzar sobre una cresta submarina», completó el informe.