Había nacido Henrietta Pulfermacher en Francia en 1824, su madre murió cuando era muy pequeña y debió seguir a su problemático padre, Moritz, por el mundo, escapando de los acreedores a través de falsas identidades en Alemania, India y Australia, entre otros países
Se consagraría más adelante como Cora Wilburn, la escritora judía que vivió en Venezuela, se instaló en Filadelfia y luego cerca de Boston, y ahora le dio su nombre a un puente en Estados Unidos.
Cora falleció en 1906 en su casa en Duxbury, en el estado norteamericano de Massachusetts, adonde está ubicado el puente bautizado con el nombre y apellido que utilizaba para escribir.
Y no es casualidad este homenaje: en Duxbury se encuentra la escuela secundaria cuyo equipo de fútbol norteamericano se hundió en el 2021 en un escándalo por usar las palabras «Auschwitz» y «rabino» en cánticos despectivos.
El entrenador fue despedido y la ciudad encargó una investigación que encontró evidencia de antisemitismo de larga data entre los miembros del equipo y sus dirigentes.
«Es muy apropiado que recordemos a esta ‘constructora de puentes'» entre personas de diversos orígenes «con un puente», dijo el profesor Jonathan Sarna, de la Brandeis University y uno de los principales biógrafos de Cora.
A beautiful day lifting up the legacy of four women who have deeply contributed to Duxbury’s history, Cora Wilburn and the Lewis Sisters, by dedicating two bridges in their honor.
— Boston JCRC #???? (@BostonJCRC) October 12, 2022
Thank you Rep. @joshscutler Rep. @kathylanatra Senator @PatrickMOConnor @Duxburyhistory pic.twitter.com/jAlQmzfFhF
De hecho, Sarna es prácticamente el redescubridor de Wilburn, cuya historia y obra se habían ido olvidando lentamente con el paso de los años.
En un ensayo publicado en el website del Jewish Book Council en el 2020, el profesor norteamericano contó que su rescate de la figura de Cora comenzó cuando estudió un conocido artículo de 1889 en el periódico The Chautauquan, escrito por Philip Cowen y titulado «The Jews in the United States» («Los judíos en Estados Unidos»).
Allí, Cowen presentaba una lista de diez escritoras judías, nueve de las cuales eran muy o bastante famosas, entre ellas Emma Lazarus, Minnie Louis y Henrietta Szold. La restante era Cora, una desconocida.
«Es muy apropiado que recordemos a esta ‘constructora de puentes’ con un puente»
«Pasé décadas tratando de resolver el misterio de Cora Wilburn», confesó Sarna. Con la ayuda de instituciones de Israel y de Estados Unidos, el profesor pudo, finalmente, echar luz sobre una vida extraordinaria.
Sarna descubrió que Cora y su padre llegaron a Estados Unidos en 1848 bajo una de sus falsas identidades: se hacían llamar la familia «Jackson». Al parecer, Moritz era un estafador que actuaba en el terreno de las piedras preciosas y a quien su hija despreciaba.
Cora Wilburn, an early American Jewish novelist, gets a bridge named for her in her Mass. town https://t.co/OoD6L4pa1X pic.twitter.com/JROYryq8zl
— JewishFilmProject (@jewishfilmorg) October 13, 2022
Casado por segunda vez, Moritz venía arrastrando a su nueva esposa y a su hija, ya adolescente, por «lugares exóticos» en Singapur, Birmania, India, Australia, Hawaii y Venezuela, anotó Sarna en un artículo para el Jewish Women’s Archive.
Como parte de su investigación, el profesor halló el diario personal de Cora, que la autora empezó a escribir cuando llegó a la ciudad venezolana de La Guaira, sobre el Caribe, el 28 de febrero de 1844.
En el diario, Cora «pinta un cuadro sombrío de su familia, representando a su padre como abusivo hacia su esposa e hija y ella misma como golpeada y molestada».
Años más tarde, en su libro más famoso, «Cosella Wayne», que «claramente» está «basado en el diario» de la escritora, Wilburn describió más «fechorías de su padre». Incluso se sospecha que Moritz fue asesinado en 1845, lo que, además, «hundió a la huérfana Wilburn en la pobreza», señala el biógrafo.
La novela «Cosella Wayne», basada en su vida, es probablemente su obra más importante
«A la deriva en el mundo» y acogida por amables vecinos católicos en La Guaira, añade Sarna, Cora «sucumbió a la presión de quienes la rodeaban y, el 24 de junio de 1846, se convirtió al catolicismo».
«Me había arrepentido antes de que comenzara» el proceso de conversión, admitiría la escritora más tarde en su diario, «pero ahora era demasiado tarde, mi palabra había sido dada».
Wilburn escribió en su diario que iba a retornar, «aunque sea sola, sin amigos y sin dinero, a mi religión, a mi Dios».
Ese regreso iba a ocurrir cuando la escritora llegó a sus 45 años de edad y empezó a concurrir a la sinagoga Emanu-El de Nueva York. Para ese momento ya había coqueteado con el espiritualismo (escribió para varias publicaciones de ese movimiento a mitad de camino entre la filosofía y la religión).
También ya había madurado en ella una sólida posición en favor de la justicia social y de los derechos de las trabajadoras.
Para 1877, Cora vivía en el área de Boston «y escribía principalmente para publicaciones judías», apunta Sarna. «Ya no producía mucho en cuanto a ficción o ensayos críticos»: en cambio, «la mayor parte de su escritura consistió en poesía».
«Cosella Wayne: Or, Will and Destiny», de 1860, quedó como su obra más importante, en especial porque -como descubrió este profesor de la Brandeis University- se trata posiblemente de la primera novela que describe la entrada a la adultez de una joven judía estadounidense.
El libro, dice el académico, «anticipa temas centrales» de la literatura judía estadounidense, desde los matrimonios mixtos, la tensión generacional y la disfunción familiar hasta la inmigración, la pobreza y el lugar de la mujer.