Se estima que los israelíes consumen un promedio de cuatro kilogramos de esta fruta per cápita cada año, y no es una casualidad que la granada sea tan popular en el país: ocupa un lugar importante en las festividades de Rosh Hashaná y es un verdadero símbolo del judaísmo.
Según reportó el Jerusalem Post en un artículo sobre el Año Nuevo judío, se calcula que los israelíes comerán 6.000 toneladas de granadas durante las celebraciones por la llegada del 5784.
Citado por el diario de la capital, Yaron Belhassan, director ejecutivo de la organización de los productores de frutas de Israel, los agricultores locales terminarán el 2023 cosechando alrededor de 30.000 toneladas de granadas.
En cuanto al consumo, Belhassan dijo que la afición de los israelíes por la granada incluye el jugo, las semillas frescas y hasta el vinagre que se elabora a partir de esta deliciosa fruta.
De toda la producción, alrededor de 7.000 toneladas de granadas se exportan cada año desde Israel, donde es muy habitual ver -en especial en ferias y mercados- a los vendedores callejeros que ofrecen los jugos recién exprimidos por unos pocos shekels.
Pero, ¿de dónde viene esta fuerte relación entre Israel, los judíos y las granadas? La fruta se viene cultivando en la región desde hace siglos y, de hecho, aparece mencionada varias veces en la Torá.
Un símbolo de fertilidad y amor
Para empezar, es nada menos que una de las Siete Especies (Shiv’at HaMinim), los productos agrícolas que se mencionan en la Biblia hebrea como productos especiales de la Tierra de Israel, junto al trigo, cebada, las uvas, higo, oliva y los dátiles.
En la tradición judía, recuerda una nota de My Jewish Learning, las granadas son «un símbolo de fertilidad y amor, por lo que se las menciona con frecuencia, entre otros textos bíblicos, en el Cantar de los Cantares».
También es uno de los alimentos simbólicos del Seder de Rosh Hashaná, un ritual sefaradí. Antes de comer las semillas de granada, los judíos tradicionalmente dicen: «Que estemos tan llenos de mitzvot (mandamientos) como la granada está llena de semillas».
Y, en Israel, la granada aparece en muchas mesas de la segunda noche de Rosh Hashaná como, precisamente, la fruta «nueva», una que no se comió en mucho tiempo.
No es raro ver grabados de granadas en antiguas monedas encontradas por arqueólogos en Israel. Por ejemplo, en el 2012, una moneda acuñada hace dos mil años en Judea, con la fruta decorando uno de sus lados, se vendió en subasta por más de un millón de dólares.
Según el portal IsraelAgri, alrededor de 2.500 hectáreas en todo el país están dedicadas a la producción de la granada, una fruta rica en vitaminas (E, C, A) y ácido fólico que muchos científicos señalan como una potencial herramienta para la prevención de ataques cardíacos y cáncer.
El jugo de granada, señaló este reporte, contiene un antioxidante «particularmente fuerte y más eficaz para prevenir ataques cardíacos que el vino tinto, el té verde o los tomates».
Todas buenas razones para que la granada ocupe este importante lugar en la tradición judía y en la historia de la tierra de Israel.