Cada vez que llega Pésaj, la fiesta que recuerda la salida de Egipto, el éxodo de los esclavos que encontraron nuevamente el sentido de la libertad, es una buena ocasión para recordar la historia de una Hagadá medieval que se salvó de los nazis.
La Biblioteca Nacional de Israel atesora varias hermosas hagadot, el plural de Hagadá, el libro ritual de relatos y plegarias que acompaña el Seder de la primera noche de Pésaj.
Pero hay una de ellas que representa además una verdadera historia de fe, supervivencia y liberación, justo en sintonía con el principal sentido de la Pascua judía.
Se trata del libro conocido como Hagadá Rothschild, llamada así porque estuvo en posesión de la famosa familia millonaria europea, más precisamente en la colección del barón Edmond de Rothschild.
«Edmond agregó docenas de manuscritos a los cuarenta que había heredado de su padre», Mayer Amschel, cuenta uno de los expertos de la biblioteca, Daniel Lipson.
Los manuscritos antiguos de Edmond
La mayoría de esos incunables «eran textos cristianos o novelas históricas», pero como judío observante también coleccionaba manuscritos hebreos, añade el bibliotecario.

Según señala el experto, Edmond poseía catorce manuscritos antiguos, entre ellos dos Biblias y varias hagadot. Entre todos estos libros, la que luego se conocería como «Hagadá Rothschild» era la más famosa.
La historia del manuscrito comenzó hace unos 550 años, cuando fue preparado por encargo por un escriba de nombre Yehuda. Las ilustraciones, por su parte, fueron obra de un famoso dibujante de su tiempo llamado Yoel ben Shimon, quien trabajaba en las ciudades de Cremona y Módena en la segunda mitad del siglo XV.
«Algunas de las ilustraciones en la Hagadá proporcionan detalles sobre su origen», dice Lipson. Por ejemplo, continúa «las ciudades de Pithom y Ramses aparecen con arquitectura gótica tardía que recuerda a las fortalezas del norte de Italia», mientras que las figuras representadas en el manuscrito están vestidas con ropa típica del país europeo.
Desde la Italia medieval a la moderna capital de Israel
Lipson señala que la liturgia de esta Hagadá «sigue la antigua tradición ashkenazi, que difiere ligeramente de aquella con la que estamos familiarizados hoy».

La historia de esta Hagadá tomó un giro oscuro con la llegada de los nazis a Francia, adonde residía el barón Edmond Rothschild.
Lanzados en sus campañas de robo y apropiación de obras de arte, los nazis no tardaron en saquear un banco adonde miembros de la familia Rothschild habían escondido algunas de sus posesiones más valiosas, entre ellas la Hagadá ilustrada por Yoel ben Shimon.
Junto a muchas otras obras de arte robadas por los nazis, la Hagadá Rothschild fue enviada a Berlín, adonde comenzó otro asombroso capítulo de su historia.

Algunas de las obras de arte fueron recuperadas por sus dueños, pero este manuscrito nunca apareció.
Es que, al parecer, el libro quedó de alguna manera en manos de un soldado estadounidense que lo llevó de regreso a Estados Unidos y, después de unos años, lo vendió o lo empeñó.
La cuestión es que el manuscrito reapareció cuando un profesor lo donó a la colección de libros raros de la universidad de Yale, en Connecticut. Recién en 1980 otro profesor, James Marrow, lo reconoció como la Hagadá Rothschild.
Tras confirmar su origen, el profesor Marrow envió el libro a Dorothy Rothschild, la viuda de James, uno de los hijos del barón Edmond.
Dorothy, por su lado, decidió donarlo a la Biblioteca Nacional de Israel, en Jerusalén, completando así el increíble recorrido del manuscrito, desde la Italia medieval a la moderna capital de Israel.