Una pequeña perla de oro, seguramente parte de un collar o un brazalete, una joya que solamente podía permitirse una persona muy rica, se le habrá perdido a su dueña, en Jerusalén. Y reapareció 1.600 años después.
El fragmento de la bella y costosa artesanía fue hallado por una joven voluntaria durante tareas de tamizado de la Experiencia Arqueológica en el Parque Nacional de Emek Tzurim, en la ladera del Monte de los Olivos, en el exterior de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
«Vertí el cubo (de tierra) en el tamiz y comencé a lavar el material traído de las excavaciones en la Ciudad de David», contó Hallel Feidman, de 18 años, la voluntaria llegada desde Bnei Ayish.
«Entonces vi algo brilloso en una esquina del tamiz, algo diferente, que no se ve normalmente -siguió Hallel-. De inmediato me acerqué al arqueólogo y confirmó que había hallado una perla de oro: todos estaban muy emocionados».
No era para menos. El doctor Amir Golani, un experto en joyería de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), reconoció que, «a lo largo de mis años en arqueología, encontré oro tal vez una o dos veces», de modo que hallar una alhaja de ese metal «es algo muy, muy especial».
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Golani estimó que la perla, que sobrevivió intacta, es probablemente solo una pequeña parte de un collar o de un brazalete que incluía otras similares. «Quien podía permitirse una pieza como esta, hecha de oro, era una persona adinerada», señaló.
Perlas de este estilo no son comunes, debido a la singular y compleja técnica para crearlas
Tampoco parece ser una casualidad que el fragmento de la joya se haya encontrado en ese lugar, dieron a entender los arqueólogos Shlomo Greenberg y Ari Levy, directores de la excavación por la AAI.
«La perla -indicaron- fue hallada en una enorme estructura que tiene al menos 25 metros de largo, construida en la Senda de los Peregrinos, en la Ciudad de David, con un estilo que caracteriza a los edificios de lujo» de aquella época.
La riqueza de aquellos residentes de esa parte de Jerusalén, añadieron, está «demostrada por otros hallazgos, como vasijas de barro importadas y un piso de mosaico decorado».
El descubrimiento, coincidieron los expertos, es de gran importancia debido a la escasez de elementos de oro hallados en excavaciones arqueológicas, y porque las perlas de este estilo no son comunes, debido a la singular y compleja técnica utilizada para crearlas.
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Muy probablemente, la técnica se originó en la región de la Mesopotamia, donde era conocida desde hace aproximadamente 4.500 años.
«Solamente un artesano profesional pudo fabricar una joya así»
«El aspecto más interesante de la perla de oro es su singular y complejo método de producción», dijo Golani. Se requería «un buen conocimiento de los materiales y sus propiedades», destacó.
Además, es evidente que el orfebre sabía muy bien cómo controlar el fuego, tanto para soldar las pequeñas perlas y crear un anillo diminuto, como para evitar un sobrecalentamiento que hubiera derretido el oro.
«Solamente un artesano profesional pudo fabricar una perla así, lo cual es otra de las razones por las que este hallazgo tiene un gran valor», remarcó Golani.
Es posible, concluyeron los arqueólogos, que la joya haya sido creada por un artesano extranjero y que llegase a la Ciudad de David gracias a las amplias relaciones comerciales entre Jerusalén y otras regiones en esos tiempos.