En español, después de tantos siglos, el origen de muchos nombres termina pasando desapercibido, y en hebreo ocurre lo mismo: pero ¿se puso a pensar cuántas personas a su alrededor se llaman Rosa, Kalanit, Nurit, Iris, Violeta o Sigal?
Por cierto, «bastaría que nos planteáramos alguna vez cómo serían nuestras vidas si no existiesen» las flores, el origen de todos esos nombres, apuntó un grupo de investigadores españoles en un reciente artículo del portal The Conversation.
Sin ellas, remarcaron, «no tendríamos alimento (ni nosotros ni los animales), ni gran parte del oxígeno que respiramos. Tampoco madera, papel, algodón, biocombustibles ni billetes para pagar nada».
La nota fue publicada el 18 de mayo en ocasión del Día Mundial de la Fascinación por las Plantas, un evento promovido en España y en el resto del viejo continente por la Organización Europea de Ciencias de las Plantas.
Con tanta «fascinación», «no es de extrañar» que «desde tiempos antiguos hayamos acudido a ellas a la hora de ponernos nombres, por su belleza, los beneficios que aportan o el bienestar que evocan», dijeron los expertos.
En base a los datos del Instituto Nacional de Estadística de España, los autores de la nota (los profesores José Luis Acebes Arranz y Carlos Frey, de la Universidad de León, y Javier del Hoyo Calleja, de la Universidad Autónoma de Madrid), brindaron algunos detalles.
Mujeres y varones
Por ejemplo, para mayo del 2024 existían en España 1.221.428 personas, más del 2 por ciento de la población del país, con nombres provenientes de plantas: 1.132.056 mujeres, 89.372 varones y otras 3.585 que llevan nombres que sirven para ambos géneros.
Un primer grupo, señala el estudio, lo forman nombres femeninos procedentes de flores, encabezado, obviamente, por Rosa y sus combinaciones. Los datos muestran que 305.658 españolas se llaman Rosa, Rosa María, María Rosa, Rosita, Rosy, Rosalina, Rosaura o Rosalba.
También son abundantes, agregó el reporte, los nombres Jazmín (Yasmina, 19.804), Iris (13.872), Violeta (12.370) o simplemente Flor (6.395).
«Hay otros nombres menos frecuentes, como Azahara, Antía, Jara. Y algunos son casi exóticos, por lo escasos, como Granada, Lila, Acacia, Crisanta, Viola, Adelfa, Orquídea», comentaron los expertos.
«En ocasiones -matizaron- es interesante ver cómo la misma flor se expresa en distintas lenguas. Así Susana, Azucena, Lis y Lirio aluden al lirio o azucena en hebreo, árabe, francés y español respectivamente».
Una flor en Fauda
Susana deriva del hebreo Shoshana, que en efecto significa lirio, al igual que en arameo. Pero no es el único relacionado con plantas ya que Tamar, nuera de Judá y cuya historia aparece en la Biblia, es la palabra hebrea para el árbol de la «palmera» y tiene su derivación en Tamara.
En las últimas décadas se pusieron de moda en Israel otro bellos nombres en hebreo, o adaptados al idioma nacional, relacionados con las plantas, comenzando por Kalanit, que es como se conoce a la anémona, la flor nacional de Israel. Y el dulce Sigal, remite a las populares violetas.
Nurit, el nombre de la agente secreta de la serie Fauda encarnada por la actriz Rona Lee-Shimon, es como se conoce en hebreo a la marimoña o francesilla. Dafna y Dalia, también clásicos, son los nombres en hebreo para «laurel» y… «dalia», la flor nacional de México.