Su trabajo fue ampliamente reconocido, pero también generó una polémica que dura hasta la actualidad: ¿por qué no actuaron los militares estadounidenses apenas contaron con los datos descifrados por los criptógrafos?
William Friedman había nacido en Chisinau, en la actual Moldavia, en 1891. Empujado por el fuerte antisemitismo en la región, emigró pocos años después a Estados Unidos junto a su familia.
Su padre era traductor y lingüista, y el joven Friedman adquirió el gusto por los códigos secretos después de leer el cuento «El escarabajo de oro», de Edgar Allan Poe.
Para la Primera Guerra Mundial, William ya trabajaba en una empresa privada de codificación que prestó ayuda al gobierno estadounidense durante el conflicto y logró descifrar una serie de mensajes secretos de los alemanes.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el experto llegado desde Europa estaba al frente del Signal Intelligence Service (SIS) del ejército norteamericano, que pasaría a llamarse Signal Security Agency (SSA) en 1943.
El resto es historia: al equipo de Friedman se le encargó descifrar el nuevo código secreto de las fuerzas japonesas, conocido en código como PURPLE (púrpura), que Tokio había desarrollado con ayuda de técnicos del régimen nazi de Alemania.
Se trataba de un nuevo sistema «muy complejo», que «los japoneses creían que era imposible de quebrar», recordó el columnista Erol Araf en un artículo para la cadena israelí Arutz Sheva.
Después de construir en 1939 una máquina de ingeniería inversa, el equipo de Friedman pudo descifrar algunos de los códigos PURPLE «replicando la configuración de los japoneses», apuntó Araf.
«Este logro -destacó- permitió a los criptógrafos estadounidenses leer la comunicación secreta japonesa en tiempo real: fue un cambio en las reglas de juego, fue mágico».
«Magic» era, precisamente, el nombre del sistema que logró quebrar las complejas paredes alrededor de los mensajes difundidos a través de PURPLE.
«Los japoneses consideraban que el sistema era absolutamente impenetrable», la mayoría de sus responsables «se fue a la tumba negándose a creer» que «había sido descifrado por medios analíticos», preferían pensar que «alguien había traicionado» el dispositivo, resumió el historiador David Lowman.
En cuanto a Pearl Harbor, una de las más famosas interceptaciones de Magic fue un mensaje a la embajada japonesa en Washington ordenando el fin de las negociaciones con Estados Unidos, lo que claramente anunciaba la inminencia de la guerra.
Pocas horas después de distribuirse el reporte del SIS, los aviones imperiales comenzaron a bombardear la base naval estadounidense en Hawaii.
La interceptación del sistema preparado por el equipo de Friedman abrió las puertas a una de las grandes intrigas de la Segunda Guerra Mundial, la polémica sobre qué hicieron las autoridades militares norteamericanas con la información obtenida por Magic antes del raid japonés sobre Pearl Harbor del 7 de diciembre de 1941.
Para Friedman se trató, en todo caso, de una labor terriblemente exigente. El experto debió ser hospitalizado en 1941 a causa de un agotamiento nervioso y, en 1956 se retiró del servicio activo tras una brillante carrera.
El criptógrafo nacido en Chisinau falleció el 12 de noviembre de 1969, a los 78 años. Sus logros en tiempos de guerra todavía se recuerdan, más allá de cualquier controversia.