El gobierno de Israel reveló nuevos datos que permiten entender mejor qué pasó con el vuelo 571 de Sabena, secuestrado por extremistas palestinos el 8 de mayo de 1972 y liberado al día siguiente en una operación de la que participaron los futuros primeros ministros Ehud Barak y Benjamin Netanyahu
La nueva información, difundida por el Ministerio de Defensa al recordarse el aniversario número 50 del secuestro, estaba contenida en el registro de operaciones de las maniobras para rescatar el avión, tomado cuando estaba en viaje hacia el aeropuerto de Lod, actualmente Ben-Gurion.
Se trata de datos divulgados «por primera vez», destacaron voceros de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
A través del diario de operaciones, apuntaron, se «describe el drama desde el momento en que el avión secuestrado aterrizó en Israel hasta la operación para liberar a los rehenes» y en palabras del entonces ministro de Transporte, Shimon Peres, su colega de Defensa, Moshe Dayan, y altos cuadros militares.
En efecto, el drama recorre el relato en el diario de eventos dado a conocer por las FDI. Por ejemplo, en un momento Dayan reconoce que no estaba en condiciones de «garantizar que terminará sin bajas» la acción de rescate, bautizada Operación Isótopo.
«Tenemos amigos a bordo», informó el piloto, el capitán Levy, a los pasajeros del vuelo de Sabena
Dayan comentaba -siempre según el registro que se dio a conocer en ocasión del aniversario- que el piloto del avión de la aerolínea belga, el británico Reginald Levy, había logrado dejar su puerta abierta.
«Si no lo aprovechamos, será una oportunidad perdida», indicó el entonces ministro de Defensa, quien adelantó que la clave de la operación eran los «mecánicos» que se acercarían al avión para «reemplazar las ruedas».
En realidad, los «mecánicos» eran soldados de una de las más célebres unidades de comandos de las FDI, los Sayeret Matkal, que aprovecharían sus disfraces para llegar al Boeing 707 del vuelo 571 de Sabena sin crear sospechas y en condiciones de ingresar por la fuerza para iniciar el rescate.
Todo había comenzado a bordo del vuelo 571 de Sabena entre Bruselas y Tel Aviv, con escala en Viena. En el aparato viajaban cuatro miembros del grupo terrorista palestino Setiembre Negro, dos varones y dos mujeres, que simulaban ser parejas.
El arquitecto del ataque fue Ali Hassan Salameh (conocido como Abu Hassan o El Príncipe Rojo, quien luego caería a manos del Mossad en Beirut en 1979), pero quienes lograron escabullirse a bordo -con dos pistolas, dos granadas de mano y dos cinturones de explosivos- fueron Ali Taha Abu Snina, Abed al-Aziz Atrash, Rima Tannous y Theresa Halsa.
Después de salir de Viena, los terroristas entraron a la cabina e informaron al piloto que el avión había sido secuestrado. Levy, que luego sería condecorado con la Distinguished Flying Cross, una medalla al valor de la fuerza aérea británica, reportó a los otros noventa pasajeros: «tenemos amigos a bordo».
Una serie de negociaciones se llevó a cabo mientras caía la noche
Los militantes de Setiembre Negro procedieron a separar a los pasajeros judíos y los enviaron a la parte trasera del avión. Cuando llegaron al aeropuerto de Lod presentaron su demanda principal, la liberación de 315 palestinos condenados por actos de terrorismo.
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Con el Boeing ya en la pista de aterrizaje, las autoridades israelíes entregaron el control del aeropuerto a los jefes del Sayeret Matkal. Dayan estaba volando en helicóptero desde el Sinai (todavía en ese entonces en manos de Israel) y, cuando se enteró del secuestro, lo hizo tomar tierra en Lod.
En el aeropuerto, el ministro de Defensa se reunió con Peres y con el entonces jefe de las FDI, David Elazar. Escucharon el reclamo de los secuestradores (los prisioneros por los noventa pasajeros y siete miembros de la tripulación) y tomaron la decisión: había que recuperar el avión.
Levy ya había logrado comunicarse con las autoridades israelíes, en código, y el hecho de que la puerta del piloto quedara abierta inspiró el desarrollo de la Operación Isótopo para rescatar a los rehenes.
Entretanto, de acuerdo con el registro difundido por las FDI, Dayan se comunicó por teléfono con la entonces primera ministro, Golda Meir.
Los secuestradores, le informó, «dijeron que tienen explosivos, que si no hacemos lo que ellos quieren los harán estallar» y exigieron «que nadie se acerque».
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Una serie de negociaciones se llevó a cabo mientras caía la noche. Los secuestradores le dijeron a Dayan que -si eventualmente eran liberados- se llevarían a los prisioneros a la libertad en El Cairo.
«Tienen explosivos, y si no hacemos lo que dicen, los harán estallar», le informó Moshe Dayan a Golda Meir
La idea del intercambio, sin embargo, no estaba seriamente en consideración entre los líderes israelíes.
Los planes de los comandos se estaban poniendo a punto y los jefes políticos entretenían a los extremistas palestinos con promesas, entre ellas la de recargar de combustible el Boeing de Sabena.
Finalmente, los «mecánicos» ya estaban listos para acercarse a «arreglar» el sistema hidráulico de las ruedas, tal como se había logrado convencer a los extremistas palestinos.
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El plan fue presentado por Elazar a Dayan a las 2:20 de la mañana del 9 de mayo y, diez minutos después, el ministro llamó a Meir para obtener la aprobación de la jefa del gobierno.
Con la luz verde para poner en marcha la Operación Isótopo, a las 15:30 la torre de control notificó a los secuestradores: «los mecánicos están en camino, son diecisiete».
A las 16:20, vestidos con overoles blancos, los comandos, encabezados por Barak, se colocaron debajo del avión del vuelo 571 de Sabena, fingiendo que llegaban a reparar las ruedas.
Y el resto es historia: los soldados israelíes de élite asaltaron el avión, abatieron a los dos secuestradores varones, capturaron a las dos mujeres y rescataron a los noventa pasajeros (uno de ellos fallecería poco después a causa de heridas recibidas durante el intercambio de disparos) y a los tripulantes.
Netanyahu también resultó herido durante el rescate cuando otro comando descargó accidentalmente su arma mientras la usaba para neutralizar a Halsa.
Uno de los comandos heridos en la operación fue Benjamin Netanyahu, quien luego sería primer ministro de Israel
Al dispararse, la bala atravesó el cuerpo de la secuestradora y terminó en un bíceps de quien se convertiría en primer ministro de Israel.
Tannous y Halsa fueron sentenciadas a cadena perpetua por la justicia israelí pero fueron excarceladas en 1983 en un intercambio de prisioneros tras la Guerra del Líbano de 1982.
Halsa, que era jordana, falleció en marzo del 2020, a los 65 años, a causa de un cáncer, y fue destacada por medios árabes como una heroína.
De Tannous lo último que se sabe es que publicó en 1979 un relato sobre su paso por la cárcel en Israel.
Después del impactante rescate en Lod, para los israelíes no hubo tiempo de festejar: en setiembre de ese mismo 1972, otro grupo de terroristas de la misma organización que secuestró el avión de Sabena, asesinaría a once atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Munich.