Si bien la Torá no deja muchas dudas al respecto (prohíbe acudir a adivinadores o buscar fechas «propicias»), el judaísmo y la astrología están mucho más cerca de lo que parece a primera vista, y para demostrarlo está el Talmud y la abundante atención que le brinda a los eventos celestes.
De hecho, «es fascinante notar que los rabinos del Talmud le daban una credibilidad considerable a la astrología», reconoce un artículo en el portal de Jabad Lubavitch.
En la fundamental obra que recoge las discusiones rabínicas históricas se establece, por ejemplo, que «cuando uno entra al mes de Adar, debe incrementar su alegría», otorgando una inesperada entidad a las fechas «propicias», señala el autor de la nota, Levi Brackman.
Uno de los grandes rabinos dijo que «un judío debe evitar los pleitos con los gentiles en el mes de Av, porque su mazal es malo». Y «debe posponer su juicio hasta el mes de Adar, en donde el mazal es bueno».
«Mazal» no es solamente «suerte»
Brackman destaca que la palabra Hebrea que se usa en el Talmud es mazal, que en general se traduce como «suerte», pero que literalmente significa «constelaciones».

«Frecuentemente -dice el rabino Brackman-, cuando contemplo los cambios más grandes en mi vida, estoy tentando a chequear con la lectura astrológica. ¿Hay algo de malo en eso?».
«¿Puede una persona inteligente creer en la astrología sin sentirse ridículo?», se pregunta. (Y se puede agregar: en especial siendo judío, parte de una religión que nació para alejarnos de la idolatría).
En todo caso, admite un artículo del portal My Jewish Learning, «el judaísmo ha tenido durante mucho tiempo un enfoque ambivalente y a veces contradictorio de la astrología, la práctica de discernir la influencia de los cuerpos celestes en el destino humano».
«Por un lado -señala la nota-, la afirmación de que las estrellas ejercen una influencia directa sobre individuos y acontecimientos mundiales parecería ir en contra de la creencia judía central en el libre albedrío», y «la Torá también prohíbe los esfuerzos por predecir el futuro».
Viviendo entre pueblos que creían en la astrología
Sin embargo, añade, «a lo largo de la historia los judíos han creído que los cuerpos celestes influyen en los acontecimientos de la Tierra». Algunos pensadores judíos trataron de «reconciliar» las dos, mientras que otros «rechazaron rotundamente la astrología», distingue.
En ese sentido, My Jewish Learning recuerda que «los antiguos rabinos vivían entre pueblos que creían en la astrología», lo que explica que «en todo el Talmud se encuentren referencias» a esa controvertida tradición.

Por ejemplo, en Shabat 156a se registra «una larga serie de enseñanzas sobre las inclinaciones de las personas nacidas en determinados días de la semana y bajo la influencia de planetas específicos», dice el artículo.
«Quien nace bajo el sol, por ejemplo, es radiante, mientras que quienes nacen bajo la estrella de la mañana Venus son promiscuos, y así sucesivamente». Y es llamativo, destaca, que «el Talmud no registra ningún rabino que expresara oposición a nada de esto».
My Jewish Learning se arriesga a señalar que «el consenso rabínico» en este frente, al menos en la tradición talmúdica, «puede verse como un intento de cuadrar la comprensión general de que la astrología es una ciencia válida con el compromiso judío con el libre albedrío».
«En resumen, si bien la astrología es cierta, los judíos pueden mitigar la influencia celestial mediante el cumplimiento de las mitzvot», especula el portal.
Maimónides
Luego, por supuesto, aparece Maimónides, el sabio judío más importante de la Edad Media, quien se opuso enfáticamente a la astrología y otras creencias de ese tipo.

Un racionalista consumado, Maimónides entendía la astrología como una afirmación de que es imposible alterar nuestro destino, una visión incompatible con la tradición judía, ya que niega la libre elección moral.
«Incluso -se lee en el artículo- atribuyó la destrucción del antiguo Templo al castigo divino por la preocupación de algunos judíos de la época por la astrología».
Y, si bien el judaísmo cuenta con un bello zodíaco con muchos animales (cuya percepción es casi folklórica), en la vida hebrea contemporánea la astrología tiene poca influencia, aseguran los expertos.
«Aunque mazel tov es la expresión judía de felicitación más común, hace mucho que ha sido despojada de sus connotaciones celestiales», enfatizan.
My Jewish Learning destaca que «muchos judíos siguen encontrando importancia en las cartas astrológicas, particularmente en los círculos místicos».
Pero la práctica judía dominante sugiere que, «si bien las estrellas pueden establecer una inclinación en una determinada dirección, los seres humanos conservan la libertad de actuar de acuerdo con esas inclinaciones o resistirlas».