Por Ilana Webster-Kogen*
Maurice El Médioni, músico judío nacido en Argelia y mentor de jóvenes intérpretes, falleció el 25 de marzo en Herzlia, cerca de Tel Aviv, dejando un legado de producción musical en tres grandes regiones: África, Europa y el Medio Oriente.
El Médioni vivió sus primeros años en Orán, en el oeste de Argelia. Como la gran mayoría de la comunidad judía, se mudó a Francia hacia 1962, cuando el país magrebino se independizó.
La tragedia de la migración masiva de judíos del mundo árabe entre 1949 y 1970 se convirtió en un tema de intenso interés académico y mediático durante la última década.
Y mientras las personas a las que a veces se hace referencia como judíos mizrahim intentan darle sentido a su relación con las tierras natales de sus abuelos, la música fue siempre una una forma conmovedora de reconectarse.
Jóvenes músicos israelíes como Dudu Tassa y Neta Elkayam incursionaron en nuevos mercados aprendiendo los repertorios de la generación de sus abuelos.
A veces lo hacen regrabando literalmente el material originalmente registrado por sus abuelos en lugares como Irak (como en el caso de Tassa). A veces lo hacen sumergiéndose en la lengua árabe (en el caso de Elkayam).
Para aprender el repertorio, los jóvenes músicos necesitaban mentores que estuvieran más cerca de la tradición y la hubieran recibido directamente. Por eso Maurice El Médioni es muy conocido entre los jóvenes de hoy. Apareció en el escenario con Elkayam muchas veces.
Con su muerte, el mundo pierde a uno de los últimos músicos judíos que nacieron y se formaron en el norte de África antes de emigrar.
Los primeros años
Los hechos de la vida del músico fueron cubiertos en sus memorias, Maurice El Médioni: A Memoir From Oran To Marseilles 1938-1992, publicadas en el 2017 y editadas por el periodista británico Max Reinhardt.
Nació en Orán, una importante ciudad costera del noroeste de Argelia, en 1928. Fue en gran medida autodidacta, y su tío Saoud l’Oranais fue su modelo de músico de éxito.
Con la ocupación nazi de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, los judíos de Argelia fueron despojados de su ciudadanía y Saoud fue deportado a Sobibor, un campo de exterminio nazi alemán en la actual provincia polaca de Lublin, donde murió.
Maurice era un joven adolescente durante la guerra. Pasaba las tardes entre los soldados estadounidenses en los cabarets de Orán, donde aprendió a tocar el piano en un estilo que combinaba la chanson francesa y los estándares norteafricanos con el jazz latino y el boogie-woogie, influencias que acabó combinando en el estilo pianoriental.
Cuando los judíos de Argelia se vieron obligados a marcharse en 1962, Maurice se instaló en la ciudad francesa de Marsella. Trabajó principalmente como sastre, yendo y viniendo a Israel para estar más cerca de sus hijos.
La reputación de Maurice El Médioni siguió creciendo en Francia y actuó durante décadas en Marsella y París para eventos especiales y por invitación.
Un éxito por accidente
Su gran salto llegó en 1996, cuando lanzó su álbum más conocido, Café Oran. En ese momento ya tenía más de sesenta años y ocurrió casi por accidente: otro músico canceló su sesión y llamaron a Maurice para grabar con el renombrado productor británico Ben Mandelson.
El álbum abre con un par de temas impactantes en un solo track: Bienvenue y Abiadi. En Bienvenue, canta en francés con acento del norte de África para dar la bienvenida al espectáculo, agradeciendo la generosidad y exhibiendo su estilo pianoriental.
Los bronces de fondo muestran la influencia klezmer y su técnica pianística confirma la influencia latina y boogie-woogie que describió en sus memorias como proveniente de los soldados afroamericanos y puertorriqueños que frecuentaban los clubes de Orán.
Bienvenue pasa rápidamente sin que Maurice tome respiro, lanzándose luego a una canción que muchos conocerán mejor como Abiadi Ana, o «mi fortuna». Canta en dialecto, adaptando lo mejor que puede la tonalidad del estilo vocal marroquí al piano.
La canción se hizo famosa originalmente gracias a Zohra el-Fassiya, la superestrella judía marroquí que cayó en el olvido cuando emigró a Israel en la década de 1960. Abiadi Ana suele cantarse la mañana después de una boda, usualmente por la novia.
Zohra el-Fassiya estuvo lejos de ser la única estrella judía del mundo árabe que experimentó una decepción comercial en Israel. Podemos añadir a esa lista a Jo Amar, Sami Elmaghribi hasta cierto punto y los hermanos al-Kuwaity.
Un legado musical
El papel de Maurice al apoyar a los artistas jóvenes para que se reconecten con la música de sus abuelos bien puede resultar su mayor contribución. Sus temas revelan todo un mundo de inmersión en la cultura árabe, de sincretismo y de relaciones y rituales de género, dentro de este contexto mediterráneo particular.
Escuchar el trabajo de El Médioni es una inmersión profunda en la historia de los judíos del norte de África durante los últimos 150 años, mucho antes de su nacimiento. Su legado será un consuelo para sus hijos y para las nuevas generaciones de oyentes que descubran su producción.
* Disertante de Música Judía de la SOAS University of London / Publicado originalmente en The Conversation.