Un nuevo estudio israelí mostró que el famoso monumento prehistórico de Rujm el-Hiri, en las Alturas del Golan, una especie de «Stonehenge» del Medio Oriente, no fue construido -como se pensaba hasta ahora- como un primitivo observatorio astronómico o calendario astral.
En base a análisis geomagnéticos y reconstrucción tectónica, los expertos determinaron que el movimiento geodinámico durante 150 millones de años, a un ritmo promedio de 8 a 15 mm por año, provocó cambios significativos en el suelo, reorientándolo durante milenios.
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Este hallazgo, señaló el reporte, desafía la teoría ampliamente extendida de que la estructura se utilizó como observatorio astronómico, ya que la alineación original de las paredes y las entradas no corresponde a las observaciones celestes, como se había planteado anteriormente.
El estudio fue dirigido por la doctora Olga Khabarova y el profesor Lev Eppelbaum del Departamento de Geofísica de la Universidad de Tel Aviv, en colaboración con la doctora Michal Birkenfeld del Departamento de Arqueología de la Universidad Ben-Gurion.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la prestigiosa revista Remote Sensing.
Perdido en un terreno baldío
El «Stonehenge» de las Alturas del Golan pasó desapercibido durante siglos, perdido en un terreno baldío hasta que Israel capturó ese territorio durante la Guerra de los Seis Días, en 1967.
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Ya bajo control israelí, arqueólogos que analizaban un reconocimiento aéreo descubrieron un patrón de círculos de piedra que no se podía ver desde el suelo. Una serie de excavaciones revelaría luego que se trata de una de las estructuras más antiguas de la región.
Conocida como Rujm el-Hiri en árabe («montón de piedras del gato salvaje»), el complejo tiene cinco círculos concéntricos, el mayor de ellos con más de 152 metros de ancho, y una gran cámara funeraria en medio.
Su nombre hebreo, Gilgal Refaim, o «rueda de los gigantes», se refiere a una antigua raza de gigantes mencionada en la Biblia.
La mayoría de las estimaciones sobre el monumento en el Golan apuntan que podría tener hasta 5.000 años, convirtiéndolo en contemporáneo de Stonehenge.
A diferencia del célebre monumento inglés, «construido con un centenar de piedras grandes con un dintel encima, la estructura está hecha con pilas de miles de rocas de basalto de menor tamaño que pesan juntas unas 40.000 toneladas», señaló un reporte de Reuters.
Un sitio «enigmático»
Conversando con la agencia británica en el 2015, un arqueólogo israelí experto en tumbas megalíticas, Uri Berger, reconoció que se trata de «un lugar enigmático».
«Tenemos algo de información, pero no el cuadro completo», continuó Berger, según el cual «los científicos vienen, se sorprenden por el lugar y elaboran sus propias teorías».
El experto mencionó que, en efecto, una de esas teorías señala que Rujm el-Hiri podría tener un «significado astrológico», ya que en los días más cortos y largos del año -solsticios de junio y diciembre- el amanecer «se alinea con las aperturas en las rocas».
Esa teoría, sin embargo, quedaría descartada en base al nuevo estudio de Khabarova, Eppelbaum y Birkenfeld, quienes aplicaron métodos geofísicos y técnicas de teledetección para demostrar que la orientación actual del monumento difiere de su posición original.
El equipo mapeó y documentó el paisaje arqueológico en un radio de 30 kilómetros alrededor del Mar de Galilea. Analizó visualmente la región para identificar características paisajísticas típicas asociadas con la actividad humana histórica y la reconstrucción de objetos arqueológicos.
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Para el estudio se basaron en cálculos del mapa del cielo y en la alineación de las direcciones de los solsticios, equinoccios y otros cuerpos celestes tal como aparecieron entre los años 2500 y 3500 antes de la era cristiana.
«Los hallazgos -concluyeron- muestran que las entradas y los muros radiales durante ese período histórico eran completamente diferentes, reabriendo las preguntas sobre el propósito del sitio».