Antes que nada, hay que chequear el estado de las aguas del Mediterráneo. Mejor todavía si se sale a bucear después de una tormenta. Así comienza un día típico en la vida de un arqueólogo marino que trabaja para la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
«Nunca sabemos lo que hallaremos en el mar, y cada nuevo descubrimiento es una aventura emocionante: desde barcos antiguos hasta anclas, armas como espadas o cañones, ¡e incluso monedas de oro!», cuenta Dror Planer, un experto con licencia de buceo que forma parte de la AAI desde el 2011.
Planer es uno de los miembros de la Unidad de Arqueología Marítima de la AAI y compartió detalles de su trabajo en una entrevista publicada en las redes sociales del organismo que supervisa excavaciones y otros tipos de búsquedas de antigüedades en todo el país.
¿Cómo arranca su día de trabajo para la AAI? Planer señaló que «el primer paso es comprobar el estado del mar. Y, si las aguas lo permiten, vamos a bucear».
Después de la tormenta
Las inmersiones tienen por objetivo impulsar los estudios arqueológicos de nuevos sitios o de sitios que han sido redescubiertos debido a las fluctuaciones de la arena, algo que suele ocurrir después de tormentas en el mar.
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«Además, nos sumergimos para supervisar varios proyectos realizados en el mar, por ejemplo, para mover una infraestructura o construir un nuevo puerto -apuntó-. Nuestra misión es garantizar que no se dañen las antigüedades».
Cuando le preguntaron sobre el proyecto que le generó mayor satisfacción, el arqueólogo marino señaló sus trabajos en Acre (Akko) como parte de un programa «que aportó una capa importante a la historia de la ciudad».
La parte de Acre perteneciente al período helenístico, de cuando la ciudad era llamada Ptolemais, «se menciona en todos los escritos históricos, y ganó el estatus de capital en ese momento», relató el arqueólogo marino.
Para los investigadores «era claro que uno de los puertos más importantes del país debió operar allí en ese momento -continuó Planer-.
Sin embargo, el paradero del puerto helenístico siguió siendo un misterio» durante mucho tiempo.
Conservación y estabilización
Entre los años 2009 y 2013 se realizaron actividades de conservación y estabilización del malecón entre la Playa de los Caballos y el puerto de Acre. A los buceadores de la Unidad de Arqueología Marítima le tocó llevar a cabo una serie de excavaciones al pie del muro.
«La condición de la pared no era excelente, por decir lo menos -recuerda el experto-. Faltaban muchas piedras y temíamos que se derrumbara». Después de examinar el estado de la muralla, decidieron que debía conservarse desde su base, que estaba en el mar.
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Para ello, se construyó un terraplén artificial a lo largo del muro y se bombeó agua de mar, de modo que se crearon condiciones secas para las excavaciones arqueológicas junto al muro y su restauración.
«Para nuestra emoción, esa excavación resolvió el misterio histórico, ya que descubrimos el puerto helenístico de Acre», incluyendo muelles, piedras de amarre, trozos de cerámica de ánforas del mar Egeo y del Mediterráneo que servían para transportar vino, contó el arqueólogo.
Flechas y monedas
También hallaron una mesa e incluso utensilios de cocina. «Además, encontramos una punta de flecha de bronce de estilo griego y monedas de bronce cubiertas con sedimento marino», completó.
Para Planer, «no hay nada como este trabajo», que es «interesante, desafiante, pero difícil», porque «un día en el mar no es fácil». Según remarcó el experto, las labores implican mucho buceo, navegación y requiere consideraciones de seguridad y vigilancia».
«Es difícil y agotador, pero muy satisfactorio», concluyó el arqueólogo marino que descubre maravillas en las aguas del Mediterráneo en Israel, después de las tormentas.