Un tribunal de apelaciones de California, en Estados Unidos, puso lo que puede ser el punto final para la triste historia de un cuadro del gran pintor franco-danés Camile Pissarro: un museo de Madrid se puede quedar con Rue Saint-Honoré, dans l’après-midi. Effet de pluie, robado por los nazis a su dueña judía en 1939.
Los tres miembros de la corte votaron unánimemente que el museo no tiene obligación legal de devolver la pintura porque fue adquirido «de buena fe», pero la jueza Consuelo Callahan dijo que esperaba que España tome una decisión «moral» al respecto.
«A veces, el juramento que tomamos al asumir nuestros cargos y la apreciación de nuestro papel como jueces de apelación requieren que coincidamos en un resultado que contradice nuestra brújula moral», dijo la jueza.
El fallo del tribunal, difundido a principios de enero, se tomó de conformidad con la ley española, que define la propiedad como seis años de posesión ininterrumpida, señaló un reporte de Euronews.
La ley española, sobre la de California
Los jueces, añadió el informe, dictaminaron que esa legislación tiene prioridad sobre la ley estatal de California, donde los descendientes de la dueña del cuadro, Lilly Cassirer Neubauer, mantienen desde hace años el reclamo legal.
El destino del cuadro (una pintura al óleo de 1897 y cuyo título es traducido al español como Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia) forma parte de apenas una de las incontables historias de obras de arte robadas por jerarcas y secuaces del nazismo antes y durante el Holocausto.

Algunas de esas obras fueron recuperadas por sus dueños legítimos después de décadas de peripecias ante la justicia, como un Kandinsky en setiembre del 2022 y un manuscrito de Beethoven en diciembre de ese mismo año.
Pero también ocurren casos como el de esta pintura de Pissarro (1830-1903), considerado uno de los padres del impresionismo y maestro de Paul Cézanne y Paul Gauguin, entre otros.
Al igual que muchísimos otros judíos que enfrentaban las consecuencias del ascenso del nazismo en Alemania, Neubauer tuvo que vender sus objetos más preciados para poder salir del país. Los más adinerados debían entregar valiosísimas piezas de arte.
Un puñado de reichsmarks
En el caso de Neubauer, la mujer se desprendió del Pissarro a cambio de 900 reichsmarks, la moneda alemana entre 1924 y 1948, una suma que los reportes sobre el caso cotizaron en unos 360 dólares, y la promesa de una visa para emigrar.
Neubauer nunca recibió el dinero, pero logró llegar a Estados Unidos como refugiada. Más adelante aceptó reparaciones entregadas por el gobierno de Alemania a los sobrevivientes de la persecución nazi, por alrededor de 265.000 dólares.
Pero nunca dejó de intentar recuperar su amado cuadro de Pissarro, que su familia había comprado directamente al dealer del pintor y ahora quedó varado en Madrid.

Dentro de ese tenebroso túnel de los negocios de los nazis con el arte robado -tanto en su país como en los territorios que ocuparon temporalmente- la obra fue subastada y luego pasó por varias manos.
Hasta 1993, cuando el gobierno español se lo compró a Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y lo consignó al museo que lleva el nombre del coleccionista neerlandés, fundado en 1992, donde Rue Saint-Honoré, dans l’après-midi. Effet de pluie permanecerá gracias al fallo estadounidense.
«Una historia lamentable»
Desde el museo celebraron el dictamen del tribunal de California. «Es una historia lamentable, como todo lo que tiene que ver con el expolio nazi», dijo el director general del Museo Thyssen-Bornemisza, Evelio Acevedo.
Pero «es también una decisión muy importante porque hace justicia», añadió el directivo, citado por la agencia Reuters. Según Acevedo, «el estado español compró ese cuadro con toda legitimidad y con toda la buena fe».
Acevedo afirmó que los herederos de Neubauer, la familia Cassirer, «obtuvieron posteriormente del gobierno alemán una compensación por el valor de mercado del cuadro», pero se olvidó de decir que la obra vale ahora varios millones de dólares.
De cualquier manera, como reconoció la prensa de Madrid, el caso de esta pintura de Pissarro representa «un dilema moral» para España. A lo que se agrega que los Cassirer ya anunciaron que apelarán el fallo californiano, aunque tengan «años de batalla por delante».