Arqueólogos israelíes hallaron una rara caja cuadriculada, posiblemente utilizada por un comerciante para exhibir mercancías, en la Ciudad de David: está quemada y los investigadores consideran que es una nueva evidencia de la destrucción de la zona del Segundo Templo de Jerusalén.
La caja, tallada en piedra caliza blanda, mide 30 x 30 centímetros y está dividida en nueve compartimentos interiores, todos del mismo tamaño.
Fue descubierta en una capa arqueológica de destrucción dentro de una antigua tienda que data del final del período del Segundo Templo, que -se estima- estaba ubicada a lo largo del camino de peregrinación en la Ciudad de David.
Sus lados están ennegrecidos, lo que indica que fue quemada, tal vez durante los acontecimientos de la Gran Revuelta Judía que finalmente condujo a la destrucción de Jerusalén, apuntaron los expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
El objeto fue presentado al público por primera vez en el Museo de Israel, en Jerusalén, uno de los más importantes del país y que aloja el Santuario del Libro, donde se preserva gran parte de los Rollos del Mar Muerto.
Los investigadores creen que la caja fue utilizada para propósitos comerciales, como la exhibición de productos premedidos.
Según los doctores Yuval Baruch y Ari Levy, directores de la excavación para la AAI, en el lugar donde se halló la caja también se encontraron «muchos objetos que dan testimonio de la floreciente actividad comercial» que tuvo lugar junto al camino de peregrinación en la época del Segundo Templo.
Un mercado de productos locales e importados
«Descubrimos vasijas de cerámica y vidrio, instalaciones de producción y cocina, pesas de piedra y monedas», apuntaron los arqueólogos. «Juntos, esos objetos sugieren que el camino estaba conectado a actividades comerciales, como un animado mercado urbano», agregaron.
La ruta de peregrinación que conecta el estanque de Siloé con el Monte del Templo, era la principal vía de la ciudad, hace 2000 años. Al parecer, dijeron Baruch y Levy, la caja «estaba relacionada con esta actividad comercial que tuvo lugar» junto al camino.
Desde la AAI recordaron que los sistemas económico y comercial de la Jerusalén del Segundo Templo eran similares a los de otras grandes ciudades del mundo romano y contaban con importantes mercados con productos locales e importados, algunos incluso exóticos.
Como ciudad-templo y centro de peregrinos, los mercados de la antigua Jerusalén deben haber tenido artículos especiales, poco comunes en otras zonas, especularon los investigadores.
Por otro lado, puntualizaron, la vida cotidiana y el comercio en la Jerusalén de aquella época «debe haberse llevado a cabo con un estricto apego a las layes de la pureza judía».
La prueba de eso, indicaron, se puede ver en una serie de diferentes hallazgos arqueológicos, como miles de fragmentos de vasijas de piedra caliza descubiertos en las excavaciones en toda la ciudad antigua y sus alrededores.
Un «cuenco de nueces»
El uso extendido de vasijas de piedra puede ser explicado por la Halajá, la ley judía, que establece que la piedra, a diferencia de la arcilla o el metal, no puede «impurificarse». Por eso, es posible que las vasijas de piedra se reutilizaran una y otra vez durante largos períodos de tiempo.
Piezas de una caja similar a la que se presentó en el Museo de Israel fueron descubiertas hace medio siglo por el arqueólogo Nachman Avigad durante excavaciones en Jerusalén. Tras el hallazgo, las bautizó «cuenco de nueces y semillas», un nombre que se mantiene desde entonces.