Nadie se pone de acuerdo sobre los primeros orígenes en la historia del hamsa, pero sí está claro que es uno de los amuletos preferidos para muchos de los que profesan las religiones judía e islámica por lo menos desde el siglo XIII, cuando comenzó la construcción de la Alhambra.
¿Por qué esa afirmación? Es que en la llamada Puerta de la Justicia del complejo de edificios andalusí en Granada sobrevive el grabado de una «Mano de Fátima» (en referencia a la hija de Mahoma y su primera esposa), uno de los nombres con los que el Islam conoce a la hamsa.
Otro de los nombres antiguos del amuleto es «Mano de Miriam», la hermana del profeta Moisés, y tampoco hay certezas sobre el origen de esta denominación.

Es que, al parecer, el símbolo se remonta más lejos y podría tener raíces paganas, indias o hasta del primer cristianismo. Más aun, no sería extraño encontrarle precedentes hasta en la prehistoria.
«Los amuletos son algo problemáticos en el judaísmo, porque la Biblia prohíbe la magia y la adivinación»
Según el profesor Ahmed Achrati, de la Universidad de Chicago, las palmas abiertas se pueden ver en sitios de arte rupestre en Francia, España, Australia y Argentina, en este último caso, en la famosa Cueva de las Manos, en la sureña provincia de Santa Cruz.
De cualquier manera, los expertos están más o menos de acuerdo en que, cualquiera haya sido el origen remoto de la historia del hamsa, esta mano creció entre judíos y musulmanes en la península ibérica bajo control de los reinos islámicos.
Tras la expulsión decretada en 1942 por los monarcas católicos, los judíos sefaradíes se llevaron su cultura al exilio, incluyendo el hamsa. Y, a través de ellos, el amuleto «conquistó» también a los ashkenazíes.

«Es difícil precisar el momento exacto en que surgieron las hamsas en la cultura judía, aunque es claramente un símbolo de la naturaleza sefaradí«, señala un artículo de Menahem Wecker en el website My Jewish Learning.
Los judíos, continua, «podrían haber usado el hamsa para invocar la mano de Dios» o para contrarrestar el mal de ojo con -precisamente- el ojo incrustado en la «palma» del amuleto.
A pesar de la prohibición bíblica, el Talmud se refiere en varias ocasiones a los amuletos
Según Wecker, «no sería raro que un símbolo islámico se abriera camino en la cultura judía sefaradí, que floreció junto con el Islam». Sin embargo, advierte, «los amuletos son algo problemáticos en el judaísmo porque la Biblia prohíbe la magia y la adivinación».
A pesar de eso, la religión judía siempre dejó una pequeña puerta abierta para esas singulares formas de buscar conocimiento, como prueba la existencia del misticismo de la cábala.
Además, sigue este artículo, «el Talmud se refiere en varias ocasiones a los amuletos, o ‘kamiot’, que podrían provenir de una palabra hebrea que significa ‘atar'».
Cualquiera haya sido el camino original de este símbolo, en la actualidad vive un verdadero revival, y no es raro ver un pendiente con la forma de la «Mano de Miriam» colgando del cuello de celebridades como Britney Spears, Demi Moore o, por supuesto, Madonna, una declarada «fan» de la cábala.
Costosas joyas con la forma del hamsa aparece en los catálogos de tiendas exclusivas Sears y Saks Fifth Avenue, o en el famoso negocio online de la actriz Gwyneth Paltrow, Goop, estampada en modernas camisetas.
«Quizás los orígenes misteriosos del símbolo y las supersticiones que lo rodean son los que atraen la atención de las celebridades»
Una historia del hamsa debe recordar que es también el rey de los diseños en los mercados callejeros de Jerusalén, Tel Aviv o cualquier otra ciudad israelí, donde cada día se venden cientos de pendientes baratos con ese formato, pequeños cuadros, candelabros, mezuzot, aros y llaveros con el ecléctico símbolo.

Una estimulante exhibición del Museo de Arte Islámico de Israel, que tiene su sede en Jerusalén, presentó en el 2018 una amplia mirada del amuleto por parte de artistas locales, judíos y musulmanes, quienes lo «reinventaron» de diversas maneras.
Por ejemplo, se pudo ver un hamsa «informático», otros que parecían salidos de historietas, instalaciones dedicadas directamente a la mano humana, combinaciones con atrapa-sueños y hasta almohadones.
Por si fuera poco, en setiembre de este año se anunció que, posiblemente para el 2022, comenzará a circular un «emoji» con forma de hamsa, para sumarse al candelabro y la Estrella de David entre los símbolos judíos que se pueden agregar a conversaciones y textos online.
Aunque la historia del hamsa se relaciona siempre con «la cábala, Israel y el judaísmo, son quizás los orígenes misteriosos del símbolo y las supersticiones que lo rodean los que atraen la atención de las celebridades y la gente común por igual», explica Wecker las posibles razones del revival.