David Ben-Gurion obviamente amaba la tierra de Israel, pero, cada tanto, el primer jefe de gobierno del país también disfrutaba viajar, como cuando se tomó unas vacaciones «secretas» junto a su esposa, Paula, en la Riviera francesa.
Aquel viaje, en el verano boreal de 1959, causó cierta polémica en Israel, adonde la prensa se mostró sorprendida por el misterio que envolvió la partida del primer ministro desde el puerto de Haifa, en el norte del país.
Ben-Gurion dejó el país el viernes 14 de agosto, según confirmó, cinco días después, un corresponsal de la Jewish Telegraphic Agency (JTA).
La prensa que cubría las actividades del gobierno de Israel «había sido informada por adelantado» de la salida del primer ministro, «pero estrictas medidas de seguridad impidieron la difusión» de la noticia «hasta que se reportó su llegada a Marsella», apuntó el informe.
Una película de espías
Algunos detalles parecen salidos de una película de espionaje, aunque no se deben subestimar las importantes medidas que había que tomar para proteger al líder del flamante estado judío, que ya había pasado por dos guerras.
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Según los reportes, Ben-Gurion zarpó en el buque israelí «Theodor Herzl» junto a Paula y dos asistentes, pero las reservas se hicieron bajo nombres ficticios y nadie a bordo de la nave sabía que estaban por transportar al primer ministro.
Junto a su esposa y sus secretarios, Ben-Gurion llegó al puerto de Haifa apenas unos minutos antes de zarpar hacia Francia: «tan pronto como el grupo abordó el barco, se subió la pasarela y se preparó la salida al mar».
El jefe del gobierno, recordó el informe de la JTA, había pasado pocos días antes un chequeo físico y, si bien recibió un certificado de buena salud, «se le ordenó descansar por completo y sus médicos recomendaron un viaje por mar».
Vacaciones en St. Clair
Cumpliendo las instrucciones de los especialistas, Ben-Gurion decidió subirse al «Theodor Herzl», bajarse en Marsella y dirigirse a la bella playa de Saint-Clair, en la Costa Azul, con vista sobre el Mediterráneo y las Islas de Hyères.
En Marsella, el dirigente israelí, que en ese momento estaba por cumplir 73 años de edad, fue recibido por el entonces prefecto de la ciudad francesa, Raymond Haas-Picard, quien había participado de la Resistencia contra los nazis con el rango de teniente.
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Después de ese encuentro con Haas-Picard se pierde el rastro de Ben-Gurion en la Costa Azul, ya que al parecer se cumplió la advertencia de la embajada de Israel en Francia, que aseguró que el primer ministro no iba a brindrar ninguna conferencia de prensa y no se iban a dar a conocer sus actividades.
De todas maneras, las vacaciones secretas de Ben-Gurion resultaron ser bastante breves. Otro cable de la JTA, fechado el 26 de agosto de 1959, reportó que, el día anterior, había salido «de camino a casa después de haber acortado sus vacaciones en St. Clair».
La pareja había partido de Marsella a bordo del transatlántico israelí «Jerusalem» ocupando «una cabina que les había sido reservada bajo un seudónimo».
Ben-Gurion partiría a Francia una vez más al año siguiente, pero esa vez rumbo a París, donde se reunió con el presidente Charles de Gaulle. Paula fallecería pocos años después, en 1968, mientras que el prócer israelí vivió hasta los 87 años, que cumplió en 1973, en su amado Israel.