«Tuve un pasado difícil, desde joven me metí en muchos problemas, me dejé influenciar mucho por cierta gente que me rodeaba» cuando era pequeño, contó Menashe en una reciente entrevista con el website de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)
«Comencé haciendo algunas tonterías en la escuela y seguí con cosas más serias» a medida que iba creciendo, continuó el ahora sargento de la brigada Golani, una de las más prestigiosas del ejército israelí.
Durante la conversación con la reportera militar Noa Dragotsky, el oficial recordó que ya mientras cursaba el noveno grado tuvo que presentarse por primera vez ante un tribunal, para ser juzgado en un caso de violencia.
«La policía ya sabía quién era yo y cómo me llamaba, pero eso no fue suficiente para hacerme querer cambiar», admitió Tekla.
Pero llegó una vez en la que lo arrestaron en frente de toda su familia y lo llevaron a una prisión para menores. «Me esposaron frente a mis padres y mi madre no paraba de llorar», rememoró.
«La mirada de mi madre cuando me vio esposado, eso me hizo darme cuenta de que era mi última oportunidad para cambiar de rumbo», agregó.
La misma idea tuvo un juez ante el cual tuvo que presentarse por un juicio pendiente. El magistrado decidió enviarlo a un internado y le advirtió claramente que, en efecto, esa era su última oportunidad.
A causa de su historial, señala el artículo, Menashe había quedado exceptuado del servicio militar obligatorio. Pero, a esa altura, este joven israelí de origen etíope ya había determinado que su futuro iba a pasar por el ejército.
Así fue que, después de luchar un año para que le permitieran enrolarse, Tekla logró entrar en la escuela preparatoria de las FDI en Havat HaShomer, que se dedica precisamente a ayudar a los futuros soldados que forman parte de poblaciones en riesgo, entre ellos minorías, inmigrantes, jóvenes sin educación y con antecedentes criminales.
Desde allí, Tekla llegó a la brigada Golani, adonde se convirtió en soldado de carrera, alcanzó el grado de sargento y es uno de los responsables de los asuntos de logística.
«Me aseguro de que los combatientes tengan los mejor» en sus equipos cuando salen a alguna misión, declaró con orgullo.
Otra gran alegría para Tekla es que recientemente recibió un indulto presidencial, lo que le permite purgar sus antecedentes y arrancar de nuevo. Gracias a estos impulsos, reconoce, «mi viaje está muy lejos de terminar».