«A los 9 años comencé a fumar cigarrillos, y un año después, a los diez ya tomaba alcohol«, recuerda el soldado, Yossi Shishman, en un video-reportaje que le dedicó el canal de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en YouTube
El joven ya había sido noticia en abril del 2020, cuando el presidente Reuven Rivlin accedió a limpiar su prontuario delictivo y dejar su legajo «limpio» para poder empezar una nueva vida.
Rivlin había sido informado de las circunstancias en las que creció Yossi, y no tuvo que pensar demasiado para aceptar el pedido y purgar su prontuario. De hecho, el presidente concurrió pocos meses después, en julio del 2020, a la ceremonia de graduación de Yossi en la escuela militar.
La vida fue complicada desde el principio para este joven, según lo relata con sus propias palabras en el reportaje. A los 11 años de edad ya consumía drogas y a los 13 fue arrestado por primera vez.
«Después de eso mi situación se hizo cada vez más seria -continuó Yossi-, con más dificultades, más problemas».
«Había tocado fondo, no tenía razones para levantarme por la mañana»
En un momento se inscribió en una escuela secundaria lejos de su vecindario, pensando que eso podría ayudarlo a alejarse de las drogas, pero no funcionó, incluso empezó a probar algunas más fuertes.
A los 15 años, Yossi estaba en prisión, encerrado como delincuente juvenil, un momento en el que «no tenía ya nada para perder, había tocado fondo, no tenía razones para levantarme por la mañana», describe.
Después de cumplir su condena, ingreso a un instituto de rehabilitación, adonde empezó a ver las cosas de manera distinta. Sin embargo, fue una conversación con su hermana menor lo que lo hizo cambiar definitivamente.
«Ella simplemente me preguntó dónde iba a estar yo cuando ella cumpliera 18 años«, contó Yossi. Fue en ese momento que comprendió que «tenía que dar vuelta mi vida para tener éxito y cambiar mi situación».
La brigada de infantería Givati terminó siendo su «lugar en el mundo»
Yossi entró entonces a un conocido programa de ayuda a jóvenes con problemas graves, llamado Retorno. Participar de ese programa le permitía estar exceptuado de hacer el servicio militar, pero el joven tenía otras ideas.
«Quiero ser un soldado de combate», le informó a las autoridades que estaban a cargo de su situación. Y, después de varios avances y retrocesos con la corte que entendía su caso, logró ser aceptado en octubre del 2017.
Su destino fue la brigada de infantería Givati, estacionada cerca de la frontera con la Franja de Gaza y en general encargada de operaciones anti-terrorismo.
Allí encontró su lugar en el mundo: al poco tiempo estaba haciendo el curso de oficiales y tenía soldados a su cargo.
«Para ser honesto, cuando uno decide hacer un cambio no es cuestión de levantarse una mañana y decir ‘he decidido hacer otra vida’ y listo«, confiesa Yossi.
Se trata, afirmó, de «levantarse cada mañana y decidir que, durante las próximas 24 horas haré todo lo que tenga que hacer para dar otro paso adelante y no un paso atrás«.