La teniente segunda Neta es oficial de protocolo en la Unidad de Cooperación Internacional de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), pero su camino no fue fácil: antes de cumplir su sueño le diagnosticaron leucemia, luchó y derrotó al cáncer.
Cuando tenía apenas diez años, Neta comenzó a experimentar fuertes dolores de espalda. «Era gimnasta y pensé que estaba sufriendo dolores de crecimiento», contó en un perfil publicado en el website de las FDI.
«Cuando me diagnosticaron oficialmente leucemia, toda mi vida dio un vuelco -contó-. Me convertí en la ‘chica con cáncer’ que siempre estaba en el hospital, sentí como si estuviera perdiendo mi identidad».
Neta recordó que «mi cuerpo se estaba hinchando debido a los esteroides y perdí mi cabello». Además, «cubría cada espejo» de su casa «porque ya no podía reconocerme».
«Cada vez que entraba al hospital, me escondía detrás de una cortina porque no era la chica que todos los demás veían en mí», agregó la soldado.
Pero, después de un año de tratamientos, recibió la buena noticia que estaba esperando: se había recuperado de la leucemia, derrotó al cáncer.
«Cuando cumplí doce años, tuve mi bat mitzvá y celebré mi recuperación del cáncer», rememoró.
Más adelante, Neta siguió adelante con sus estudios, pero cuando llegó el momento de alistarse todavía no estaba segura de poder cumplir su meta.
Su voluntad le permitió cumplir su segundo sueño: ser oficial de las FDI
Los esfuerzos para ser aceptada en el ejército «requerían mucho trabajo burocrático, porque la leucemia es una enfermedad con muchos problemas», y las autoridades militares «necesitaban asegurarse de que yo era capaz de entrar como voluntaria».
La solicitud de Neta fue aprobada y se enroló en la 91a División. «Fue una posición intensa y exigente, pero disfruté cada minuto de mi servicio en ese puesto».
Gracias a su fuerte voluntad, Neta no solo completó el servicio militar sino que pudo cumplir su segundo sueño: convertirse en teniente segunda, una oficial de Israel.
«Vi de primera mano cómo mis oficiales estaban ayudando a cambiar el mundo -describió-. Tomaban decisiones operativas y tenían influencia sobre asuntos diplomáticos con otras fuerzas armadas».
A Neta le resultó «inspirador ver a alguien tan joven, de 19 o 20 años, con tanta influencia en cómo se percibe a Israel» en otras partes del mundo «y quería ser parte de eso», concluyó, explicando su decisión de sumarse a la Unidad de Cooperación Internacional de las FDI.