La firma de defensa Elbit anunció la obtención de un contrato de 109 millones de shekels (unos 31 millones de dólares) para proveer al carro blindado israelí con su Iron Fist (Puño de Hierro), un sistema de protección activa (Active Protection System, APS) para prevenir que misiles o granadas destruyan los vehículos.
El acuerdo fue autorizado por el Ministerio de Defensa de Israel, que ya en agosto del año pasado había elegido al Iron Fist para convertirse en el APS del Eitan y también del Bulldozer D-9.
«Estamos orgullosos de poder proporcionar a las Fuerzas Armadas de Israel una capacidad operativa tan importante», dijo Udi Vered, vicepresidente ejecutivo y gerente general de la División de Tierras de Elbit Systems.
Para Vered, el contrato «se suma al creciente interés en el Puño de Hierro por parte de muchas fuerzas armadas modernas que buscan mejorar las capacidades de protección de sus vehículos de combate blindados«, o AFV (Armoured Fighting vehicle).
En efecto, el Iron Fist está siendo evaluado por las fuerzas armadas de Gran Bretaña, Estados Unidos (para sus M2 Bradleys) y Holanda, entre otros.
Según precisó la empresa israelí, el Iron Fist Light Decoupled utiliza sensores ópticos independientes, radar de seguimiento, lanzadores y municiones de contramedida «para derrotar amenazas a una distancia segura de los vehículos de combate defendidos».
La firma israelí, que tiene su sede en Haifa, en el norte del país, indicó además que el sistema «ofrece cobertura de protección en 360 grados para escenarios de corto alcance tanto en terrenos abiertos como ambientes urbanos».
«Su pequeño tamaño y peso, su alto rendimiento versátil, su penetración residual insignificante y su facilidad de integración» posicionan al Iron Fist como «una solución de protección activa óptima para cualquier vehículo de combate», afirmaron.
El Iron Fist detecta las amenazas contra los vehículos -que pueden ser desde misiles antitanque a granadas granadas propulsadas (RPG)– a aproximadamente 150 metros de distancia, gracias a su radar fijo o un detector infrarrojo pasivo.
Frente a una amenaza inminente, el sistema lanza un interceptor explosivo que estalla muy cerca del misil o la granada enemiga, a la que destruye o desvía, desestabilizándola sin hacer que detone.
El exterior del interceptor está fabricado con materiales combustibles. Por esa razón, explican los expertos, no se fragmenta al explotar y reduce al mínimo los daños colaterales.