A mediados del 2021, cuarenta y cinco años después de la Operación Entebbe, un grupo de los rehenes que permanecieron cautivos en el aeropuerto ugandés visitó la base del Escuadrón 131 de la Fuerza Aérea de Israel (FAI), donde se encuentran algunos de los aviones que los rescataron
El grupo, formado por cuatro de los rehenes que eran niños en aquel momento, pasó a principios de este mes por la base de Netivot, en el sur de Israel, acompañados por uno de los paracaidistas que participó en el operativo de rescate.
Se trató de «un momento muy especial», confesó Tzipora (Tzipi) Cohen, quien tenía apenas ocho años de edad cuando fue secuestrada en el avión de Air France que cubría la ruta Tel Aviv-París.
«Estábamos seguros de que íbamos a morir», recordaron a coro los ex cautivos.
Citados en un artículo del website de la FAI, confesaron que nadie se atrevió a imaginar «que los militares de Israel realizarían una operación tan atrevida» para rescatarlos y llevarlos de regreso a casa.
Después de 4.000 kilómetros de vuelo, los paracaidistas rescataron a más de cien rehenes en menos de una hora
En efecto, la Operación Entebbe es considerada una de las misiones de rescate más audaces de la historia, y posiblemente la más famosa.
Fue el 3 de julio de 1976 cuando cuatro aviones Hercules -acompañados de dos Boeing 707, uno para servir como puesto de mando, el otro como hospital de campaña para tratar a los eventuales heridos- salieron desde Israel rumbo a Uganda.
Después de recorrer unos 4.000 kilómetros evadiendo radares enemigos, los paracaidistas aterrizaron, enfrentaron a las fuerzas ugandesas, eliminaron a los terroristas y rescataron a más de cien rehenes en una operación de menos de una hora.
El 4 de julio ya estaban de regreso en Tel Aviv, adonde fueron recibidos por una multitud eufórica de amigos y familiares de los cautivos.
Shay Gross, quien tenía seis años cuando cayó en manos de los extremistas, contó que, después de arribar en París, su familia tenía planeado seguir hasta Los Angeles, en Estados Unidos, para unas vacaciones.
«Como una escena de una película que pasa delante de tus ojos»
Cuando el avión de Air France despegó desde el aeropuerto de Atenas, adonde había hecho escala en camino a París, «de repente escuché fuertes gritos: giré la cabeza y vi a los dos terroristas alemanes con pistolas y granadas».
Era «como una escena de una película que pasa justo frente a tus ojos», rememoró Gross.
«Mi mamá estaba preocupada y me puso debajo de su falda, donde me sentí seguro», continuó el ex rehén durante la visita a la base de Netivot.
Benny Davidson, quien viajaba junto a sus padres y su hermano para celebrar su bar mitzvá en la capital francesa, también compartió su historia, recogida por la reportera militar Gal Camrass.
«Mi papá (que era en aquel momento capitán de la FAI) no creía que hubiera una operación» de las Fuerzas de Defensa de Israel para rescatar a los rehenes, contó Davidson.
Nadie creía que las Fuerzas de Defensa de Israel serían capaces de cumplir una misión semejante
El padre de Benny «calculó mentalmente que un Hércules israelí podría aterrizar, pero que no había en la región un país amigo donde pueda repostar, por lo que el reabastecimiento aéreo estaba fuera de la ecuación».
«Para nuestra sorpresa, no fue así», reconoció Davidson.
Después del operativo, el regreso a casa fue largo: siete horas en una ruta de vuelo sobre Etiopía, Sudán y Ammán de la década del ’70, no precisamente un recorrido amistoso.
Una vez a bordo de uno de los Hércules, «vi a mi padre parado cerca de la puerta lateral del avión, en lugar de estar cerca de nosotros», siguió Davidson.
Benny se acercó y le preguntó: «¿Qué buscas papá?». El hombre miró por la ventana y les respondió: Phantoms», los aviones de combate que, en aquellos años, se destacaban en las dotaciones de la FAI.
Agotado después de cerca de una semana de cautiverio, con el miedo todavía atravesando su cuerpo, el padre de Benny «no pudo descansar hasta que vio a los Phantoms israelíes con la estrella de David azul volando a nuestro lado», completó Davidson.