El 6 de octubre de 1973, una coalición de ejércitos árabes, liderada por Egipto y Siria, atacó Israel en el día más sagrado para los judíos, Iom Kipur, haciendo estallar una sorpresiva guerra que costó mucho esfuerzo -y principalmente muchas vidas– convertir en lo más parecido posible a una victoria.
Al cumplirse los primeros cincuenta años del conflicto bélico en el calendario común -en este 5784 del calendario hebreo el Iom Kipur se observó entre el 24 y el 25 de setiembre-, los medios informativos del mundo se acercaron una vez más a sus detalles y sus consecuencias.
Por ejemplo, en su edición en inglés, el portal Al Jazeera, que tiene su sede en Qatar, dijo que, medio siglo después, «está claro que la guerra no sólo cambió la región y las relaciones árabe-israelíes, sino también las alianzas globales».
Todavía disfrutando la histórica e increíble victoria en la Guerra de los Seis Días, cuando «capturó un territorio de cuatro veces su tamaño», escribió el autor del artículo de Al Jazeera, Urooba Jamal, Israel «nunca anticipó un ataque» como el que se organizó desde El Cairo y Damasco.
La primera batalla del 6 de octubre, el avance sobre las fortificaciones israelíes en la zona del Canal de Suez (la línea Bar-Lev), conocido como Operación Badr, «desembocó en la sangrienta guerra de dicienueve días conocida con varios nombres: la Guerra de Octubre, la Guerra de iom Kipur, la Guerra del Ramadán o la Guerra Árabe-Israelí de 1973».
Separando a Egipto del resto del bloque árabe
Para Al Jazeera, la principal consecuencia de la guerra fue la «separación» de Egipto del resto del bloque árabe, gracias a la presión de Estados Unidos a través de la figura del legendario jefe de su diplomacia, Henry Kissinger.
Para seguir leyendo: La Guerra de Iom Kipur: historia de un milagro
Cansado de la costosa alianza con los soviéticos, el entonces presidente egipcio, Anwar Sadat, decidió que era tiempo de normalizar las relaciones con Israel, en especial después de una guerra que, todavía hoy en El Cairo, se evalúa como un triunfo.
Sadat visitó Jerusalén y habló ante la Knesset en 1977 y, dos años después, firmaba en Estados Unidos los Acuerdos de Camp David, sellando la paz con el entonces primer ministro israelí, Menahem Begin, bajo los auspicios del presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter.
Precisamente el 6 de octubre de 1981, cuando en Egipto se «celebraba» un fresco aniversario de la Guerra de Iom Kipur, Sadat pagó cara su valentía: murió asesinado a tiros durante un desfile militar por soldados y oficiales de su propio país.
La guerra, resumió por su lado el think tank estadounidense Council on Foreign Relations (CFR), «desató un embargo petrolero árabe, una confrontación entre superpotencias, una recesión global y un proceso de paz árabe-israelí». Sus repercusiones, aseveró, «todavía se sienten hoy».
Una guerra «corta y sangrienta»
«El ataque conjunto de Egipto y Siria marcó el comienzo de una nueva dinámica en torno a las líneas de fractura en Medio Oriente», sintetizó el diario The Guardian, de Londres. La guerra, «corta y sangrienta», tuvo repercusiones que «se siguen sintiendo hoy», añadió, en sintonía con el CFR.
Si bien el embargo petrolero de la OPEP es todavía recordado, «esa medida fue en sí misma una respuesta a un importante reposicionamiento estratégico del apoyo de Estados Unidos a Israel bajo el presidente Richard Nixon en medio del conflicto», indicó el periódico británico.
También le puede interesar: Los soldados que hicieron autostop hasta el frente de batalla en el Golán
También le puede interesar: Cuando tropas cubanas lucharon contra Israel en la Guerra de Iom Kipur
הכירו את "אלוף ההפלות" של מערך הבקרה ????
— Israeli Air Force (@IAFsite) October 3, 2023
50 שנים אחרי מלחמת יום הכיפורים, אל"ם (במיל׳) יאיר כפרי, שמחזיק בשיא של 43 הפלות כבקר יירוט מתיישב כדי לספר את סיפורו האישי בה. pic.twitter.com/QS9pkGKLfg
En efecto, la guerra de octubre de 1973 consolidó la que era todavía una zigzagueante alianza entre Jerusalén y Washington. A partir del conflicto bélico de Iom Kipur, esos lazos se estrecharon de manera profunda, en lo político y, en especial, en el frente militar.
The Guardian recordó también que la Guerra de Iom Kipur, y las fallas de los aparatos militares y de inteligencia israelíes para prevenir el ataque, terminaron por derrumbar a gran parte de la vieja guardia de la política nacional.
El ejemplo más claro es posiblemente Golda Meir, quien debió dejar su puesto de primera ministra pocos meses después. Tal como se puede apreciar en la reciente película protagonizada por Helen Mirren, aquella guerra fue un golpe fortísimo para la gran prócer israelí.
«Pérdidas en cuerpo y alma»
Además, la guerra fue «una necesaria bofetada en el rostro» de la dirigencia política y de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), afirmó un veterano del conflicto en referencia a los errores que permitieron que egipcios y sirios atacaran el país por sorpresa.
Desde entonces, la clase política nacional y la cúpula de las FDI establecieron que la industria militar local sería una prioridad, una decisión que hoy está rindiendo grandes frutos, como se puede ver en dispositivos como la Cúpula de Hierro y las crecientes exportaciones de armamentos.
Por sobre todo, escribió un columnista del diario Haaretz en ocasión del aniversario número cincuenta del conflicto bélico, la Guerra de Iom Kipur es, simplemente, un hecho «imposible de olvidar».
Es que, el precio, sostuvo en estos días un vocero de las FDI, fueron «pérdidas en cuerpo y alma», con 2.689 israelíes muertos y miles de heridos.